La fotografía muestra una especie de grillo metálico conocido por los franceses como “Le criquet”, también conocido como “clic-clac”. Cada paracaidista norteamericano iba provisto de uno de esos dispositivos, muy sencillos y muy eficaces. Al pulsarlo se producía un sonido característico y de gran alcance. Servía para que los soldados de la 101 División Aerotransportada pudieran comunicar su posición a sus compañeros sin despertar la alerta en los soldados alemanes.
El invento salvó numerosas vidas y su replica constituye en la actualidad un recuerdo de la zona del desembarco. En las poblaciones próximas a aquellas playas se cuentan muchas anécdotas, cada cual más conmovedora. Por ejemplo, la del abuelo de una familia de una población próxima a Caen, que en aquellos días aún era un niño en edad escolar. Se le prohibió ir al colegio durante un mes para evitar que pudiera descubrir que en su casa tenían escondido a un soldado inglés que quedó atrapado en medio de las lineas enemigas, en territorio de los alemanes. La familia recuerda con orgullo aquella hazaña que salvó la vida a aquel soldado y que constituyó una forma de resistencia contra el nazismo.