Conocí a Senén Vaamonde en el año 1974, presentado por el amigo común M.C, en el fragor de las luchas estudiantiles, en un ambiente agitado, incluso crispado, que vivía por aquellos años la ciudad viguesa, con numerosos conflictos laborales vivos y todavía con las heridas abiertas y supurantes del movimiento huelguístico del año 72.
Senén estudiaba en el nocturno del Instituto Santa Irene cuando su traslado a Coia y fue de los primeros en incorporarse, después de hablar con él y proponérselo, a la LCR en el nocturno.
Desde el diurno, ya en el curso 74-75, pero adentrados en el 75, planteamos la creación de una organización de las que llamamos de masas, a modo embrionario, de lo que pensábamos como un futuro sindicato estudiantil anticapitalista. Le pusimos Unión de Estudantes en Loita ( UEL ).
La represión y el acelerado cambio de situación hizo que el proyecto quedara en unas pintadas, unas consignas distribuidas, elaboradas con imprentilla, y el inicio de contactos. Ahí estaba también Senén, en compañía de M.C.
Más adelante, finales de los setenta, antes del servicio militar, Senén demostró ser un perito automovilista y gran viajero, también por obligación de su profesión. Con él hice algunos viajes de alto riesgo, en los que marcaba records como velocista, poniendo a prueba su propia destreza. Además de los numerosos que tenemos hecho juntos por Galicia, recuerdo aquellos por la meseta a Madrid y otros por Portugal.
De estos últimos, uno a Matosinhos, en compañia también de mi hermano Fito, a reunirnos con gente de la Convención Republicana de los Pueblos de España. A la vuelta, cargados de cartelería, en la alfándega, nos incautaron el material y nos citaron a declarar en Luis Taboada, emplazamiento de la policía gubernativa, disuelta ya, creo, la BPS.
En los últimos años, Senén, se ha propuesto recuperar una parte de la discografía de su hermano Suso Vaamonde en un formato de libro con las letras de las canciones y el CD con las grabaciones. Estas ediciones cuentan con el valor añadido de unas primorosas ilustraciones alusivas a las letras, a las que complementan, de su hija Antía.
Estos libros componen una tetralogía de títulos repartida entre grabaciones de poemas de Manuel María, Neira Vilas, las hermanas Dora y Pura Vázquez y la última entrega de Celso Emilio Ferreiro y una más, cantiga esta última de Bernardino Graña. Todos los poemas de los cuatro libro- disco musicados e interpretados por su hermano Suso Vaamonde.
Cuando conocí a Senén, allá por el 74, tenía por novia a una chica sencilla y bondadosa, a la que todos sus amigos pronto apreciamos. Con esa chica Senén se casaría y sería la mujer de su vida y madre de sus dos hijos, Antía y Senén. Sin precisión de fecha, hará unos dos años, Fefi emprendió un viaje sin retorno, dejándolo en una temprana viudedad.
Desde estas líneas recordamos a Fefi con apesadumbrada emoción, estrechando en un abrazo a Senén.