Las medidas para el comienzo del nuevo curso 2020-2021 en Galicia no terminan de convencer ni al profesorado, ni a las familias, ni tampoco al propio alumnado. La Consellería de Educación pretende que el comienzo sea presencial, con la utilización de mascarillas, distancias mínimas -muy mínimas- de seguridad, poca interacción del alumnado de unas clases con otras… En fin, todo muy teórico porque no será tan fácil que todo el alumnado tenga puesta la mascarilla durante toda la jornada escolar; porque las distancias de separación no siempre se respetarán, aunque esas sean mínimas, como decimos, porque el alumnado de ciertas edades es inquieto por naturaleza; y porque es casi imposible que el alumnado de una clase no tenga relación y contacto con el de otras. No obstante, debemos reconocer que nadie tiene la solución mágica, pero existen puntos en los que todos los colectivos estarían de acuerdo salvo la Consellería, a la que entonces no le saldrían las cuentas.
Las medidas más eficaces empezarían por la reducción del número de personas por aula, lo que se conoce como ratio alumnado/profesorado, no más de quince y mucho mejor diez, pero eso conllevaría la contratación de más profesorado y rompería los presupuestos, tanto en la enseñanza pública como en la concertada e incluso en la privada. Para realizar esa disminución de la ratio también sería necesario disminuir la duración de cada clase, que tendría que pasar, en mi opinión, de sesenta minutos a cuarenta minutos con objeto de poder encajar los nuevos turnos. Eso sí, considerando que la duplicidad de turnos resulta inviable en algunos centros que ya están saturados con una oferta educativa de mañana y de tarde. Por otra parte, la necesaria utilización de mascarillas es algo que se da por hecho. Así como la distancia de seguridad, que no debe ser inferior al metro y medio o los dos metros que aconsejan los expertos y que aquí, por razones de espacio, sobre todo, se han bajado a un metro. Además, entre otras muchas cosas que son necesarias, el profesorado tendría que insistir en sus propias clases sobre los temas de higiene personal y colectiva y el respeto a las normas, que en determinadas edades se tienden a infravalorar.
Sin embargo, como digo, la Consellería de Educación de la Xunta de Galicia presenta una normativa Covid que no convence y sigue empeñada en empezar las clases presenciales a toda costa, algo que es lógico hasta cierto punto, porque tampoco podemos provocar un vacío educativo en espera de la solución a la pandemia del Covid19. Solamente que esa vuelta a las aulas debería llevarse a cabo, insisto, con todas las garantías para todas las partes implicadas, aunque el presupuesto se pueda disparar, porque primero es la seguridad del alumnado, del profesorado y del personal no docente. Así las cosas, todos estamos convencidos de que el curso comenzará, como dicen, con enseñanza presencial, pero que al poco tiempo surgirán focos de contagio y muchas aulas tendrán que ir confinándose unas tras otras, recurriendo entonces a la enseñanza telemática, algo que no siempre es viable para algunas materias experimentales. Veremos.