El número 10 está sobrevalorado. Al cumplir diez años, ni eres mayor para votar ni para ir a la cárcel. Las parejas, al llegar a los diez, celebran las “bodas de aluminio”, con lo que ya pueden envolver su relación en papel albal. Y si hoy sacas en el examen un diez, que antes era una nota mítica e inalcanzable, es porque alguno de la clase va a sacar un 14. No estaba tan devaluado el diez desde que Charlton Heston nos enseñó los diez mandamientos…
Claro que en Vigo el diez es otra cosa. Basta ir a Balaídos para ver que es un número mágico cuando luce a la espalda de nuestro dios celeste. Y fue precisamente un 10, el del año 1810, cuando aquella próspera villa asomada a su ría se convirtió en ciudad. Por eso nos encanta el 10, que son los años que ahora cumple Vigoé. Sólo los que nos dedicamos a este oficio sabemos de verdad lo difícil (y divertido) que es que un diario vaya cumpliendo año tras año. Y por eso es una maravilla ver en plena forma esta cabecera digital que nació en 2015 y que hoy es ya una referencia imprescindible en el periodismo vigués.
Personalmente, como articulista, he ido dando tumbos como un “Rolling Stone” por diarios diversos, escribiendo miles de columnas, también en los grandes clásicos, como el Faro o La Voz. Incluso fundé mi propio diario digital. Pero le tengo un cariño especial a cada publicación en Vigoé. Primero, porque te leen. La gente comenta lo que escribes. Te das cuenta de que los buenos medios llegan al público, sean cuales sean sus dimensiones sobre el papel. Y eso es una victoria. Ese impacto, comprobar que Vigoé es una referencia en el periodismo en la ciudad, con un alcance enorme, es una sensación fantástica y un logro que lo hayan conseguido en sólo un par de lustros.
Yo empecé a colaborar en esta casa a medio camino de su historia, en el año 2020. Y cada reportaje lo he escrito con la ilusión de un manzanillo. Me lo he pasado bomba recordando La Casa de la Collona, a la Maradona o entrevistando a Cicciolina en el aniversario de su paseo despelotado por Vigo en 1987. Todavía tengo su número y me felicita las navidades por whatsapp. No miento.
Es un gustazo haber vivido esos momentos y poder hacer esos reportajes. Pero, sobre todo, están los amigos. A mí me captaron para la causa Antonino junto a Nuria, estando David en la sala de máquinas, y con Julio Alonso, un auténtico genio, como siempre en todas partes. Y no puedo seguir con Fernando, Gabriel, Sonia, Moncho… porque me voy a olvidar de alguien…
Así que es posible que el número diez esté bastante devaluado. Quizás ya no valga mucho, en la era en que ya vemos morir hasta la reseña y el ‘like’. Pero, en una ciudad como Vigo, donde cuesta tanto que los proyectos perduren y que las buenas historias arraiguen, una década está ya en las fronteras del milagro. Así que enhorabuena, Vigoé…. Felices diez y que cumplas muchos más.