El contador, ubicado en la confluencia de la Ronda de Don Bosco y la calle del Príncipe, destacaba el número de casos que se habían producido durante el año en curso. La cifra que se observa en la fotografía corresponde a los primeros días de enero de un año cualquiera, puesto que la cifra, por desgracia, siempre va en aumento, un día tras otro, sin que se haya conseguido detener esa locura. El contador ya no existe. Se desconoce el motivo de su retiro. Pero su presencia constituía el vergonzoso testimonio de unos acontecimientos que no deben dejar a nadie impasible, y por eso debería volver a colocarse en su sitio.