El impacto que tiene la vuelta al cole en la economía doméstica no es menos importante. Cada escolar arrastra una inversión económica que hace tambalear la estabilidad de cualquier familia —salvo la de las más adineradas—. Ropa y zapatos, igual da que en el centro escolar se necesiten uniformes, a lo que también hay que añadir los libros, las libretas, los lápices y bolígrafos, y un etcétera que tampoco resulta despreciable. La suma del conjunto supone un enorme quebradero de cabeza lleno de gastos y las grandes firmas comerciales compiten con la financiación en cómodos plazos, que en todo caso nunca perdonan. Para los más pequeños de la casa todo es una juerga y una nueva aventura, pero para las madres y los padres es una auténtica locura —y eso refleja el dibujo de Evaristo Pereira de la Torre—, aunque luego, con el paso de los días, quedará como una anécdota para la conversación de cafetería a la espera de la salida del colegio. Y todos los años se repite la misma historia.