Muchos pensaban que el avance en la legalización del cannabis sería detenido por una pandemia de alcance mundial y con duros efectos sobre la economía, pero la evidencia inclina a los expertos a pensar lo contrario.
Para muchos, el asunto de la legalización del cannabis es algo frívolo, pues solo miran el aspecto recreacional del mismo. Pero el cannabis, desde la semilla hasta los cogollos, puede solventar problemas económicos y de salud pública.
Semillas feminizadas por doquier
Hoy mismo hay una gran variedad de productos de cannabis para cumplir con una vasta y variada demanda nacional. Las semillas feminizadas son de los productos de cannabis más populares, pues estas aseguran el cultivo de plantas hembras de cualquier cepa; las plantas femeninas son las que crecen cogollos y no sacos de polen. Blue Widow y Green Poison son solo algunas de las muchas variedades que hoy se siembran en los hogares españoles.
Por el clima que reina en España, muchas personas se permiten conseguir semillas de cannabis y hacer siembras caseras que pueden dar resultados sin mayor experiencia y solo con la luz solar; algo que dice mucho sobre el mercado español.
Cómo es bien sabido, en España están permitidos los cultivos con fines personales. Estos solamente pueden realizarse en interiores (o en exteriores no visibles desde espacios públicos) y sin excederse del límite de plantas que establece la ley. El problema es que este límite es completamente discrecional y no existe una cifra exacta, cosa que demuestran diversas sentencias a nivel nacional.
Además de las plantaciones caseras están los clubes cannábicos, una figura que aglomera a los socios y que sirven como una especie de centro de distribución pero con limitaciones todavía muy marcadas. Algunas de ellas son:
- No puede haber publicidad
- Cantidad de socios limitada
- Solo se puede fumar en el establecimiento
- Cada cultivo es personal
Sin embargo, pacientes que usan el cannabis con fines medicinales y representantes de los clubes están alzando la voz para que el suministro de cannabis sea tomado más en serio por las autoridades, pues los clubes fueron cerrados durante la pandemia sin posibilidad alguna de siquiera adoptar medidas de distanciamiento, lo que dio el mensaje que no son prioridad aunque el mercado ha dado muestras de lo contrario.
Cannabis, el commodity del siglo
El cannabis apunta a ser el negocio del siglo; quizás el más claro ejemplo de la fidelidad de este mercado es del hombre de Vigo que fue arrestado en marzo por fingir ser un agente de Amazon para hacer un delivery de cannabis.
Otros países ya están aprovechando esta oportunidad; por ejemplo, durante la cuarentena, los cultivos de Estados Unidos estaban solicitando más trabajadores que nunca. Mientras que Amazon aumentó las entregas a niveles impensados; incluyendo la de cannabis.
En Alemania el consumo aumentó y en Dinamarca se siguen preparando para suplir la demanda europea que ellos esperan que aumente. Canadá está produciendo a niveles históricos, fortaleciendo el sistema productivo, el de abastecimiento y hasta el comercio minoritario.
Lo más preocupante es quizás que mientras otros países están aprobando el uso medicinal, España lo sigue prohibiendo. El mensaje parece ser “cultiva en casa y haz con eso lo que quieras”; el problema es que para los cultivadores caseros es difícil dar con la concentración de cannabinoides necesaria, ya sea THC o CBD.
Quizás si el gobierno comprendiera que se trata de un negocio de 50.000 millones de dólares al año y que España tiene condiciones únicas para su siembra, incentivaría la siembra más allá del poco más de 20.000 hectáreas que hoy se siembran legalmente en el país.
Y la pandemia es una oportunidad para ello pues la economía necesitará de todos para recuperarse, incluyendo del sector del cannabis que se mantiene a raya con prohibiciones retrogradas.