¿Alguna vez te has planteado cuál es la forma en la que sueles saludar a las personas más cercanas a ti? Normalmente, en la sociedad occidental y, más concretamente, en los países latinos, estamos acostumbrados a mantener un contacto físico cercano y directo, sobre todo, con aquellas personas que forman parte de nuestro círculo personal.
No obstante, esta tendencia cultural no significa que todas las personas se identifiquen o se sientan cómodas con esta forma de contacto físico. Por este motivo, y a raíz de la celebración el próximo 21 de enero del día internacional de los abrazos, en este post queremos profundizar un poco más en el tema del contacto físico y por qué muchas personas prefieren evitarlo.
Sea como sea, hay que tener en cuenta que el contacto físico a través de los abrazos que podemos tener con personas cercanas a nosotros, es altamente beneficioso y genera una serie de emociones positivas en nuestro carácter. Además, también hemos querido hacer una revisión de los casos diametralmente opuestos, aquellos en los que ciertas personas sufren hafefobia, un miedo irracional al contacto físico y que padecen muchas personas en todo el mundo.
Por estos motivos y para celebrar el próximo día internacional de los abrazos, creado en el año 1986 para combatir las pocas muestras de afecto que se realizan en público, en este post analizaremos todo lo relacionado con el contacto físico, desde sus ventajas hasta sus complicaciones.
Todos los beneficios de los abrazos y el contacto físico
En términos generales, cuando abrazamos a un ser querido, a un amigo o a un familiar, nos vemos beneficiados de una serie de emociones y reacciones positivas en nuestro cuerpo. Principalmente, los abrazos proporcionan tranquilidad y una sensación de calma que a menudo puede reducir el ritmo cardíaco y las emociones más negativas.
Por otra parte, los abrazos nos permiten entablar mejores y más profundas relaciones con nuestro círculo de personas. Cuando abrazamos a alguien querido, incrementamos considerablemente el vínculo, fortaleciendo la relación a nivel afectivo y emocional. Además, los abrazos también son una estupenda forma de mejorar la autoestima y la imagen de nosotros mismos, al mismo tiempo que nos ayudan a regular nuestras emociones y crear lazos emocionales de calidad.
Finalmente, en relación con lo positivo que los abrazos pueden aportar a nuestra gestión de las emociones destaca, sin duda, la reducción del miedo y el estrés, la liberación de dopaminas y endorfinas que favorecen un buen estado de ánimo y la percepción del tiempo y el espacio como un lugar seguro.
Hafefobia: el temor al contacto físico con los demás
En contraposición a esta tendencia que propicia el hecho de que nos abracemos más de lo que lo hacemos, existe otra corriente que transcurre en la dirección opuesta: la hafefobia. Después de consultar con un experto psicólogo online, hemos podido saber un poco más acerca de este miedo irracional que padecen muchas personas en el mundo y que les impide mantener una relación física estrecha en sus relaciones, tanto con la familia, como con los amigos.
La hafefobia, el miedo al contacto físico, es una fobia realmente poco común pero que parece estar teniendo un repunte de casos en los últimos años. Este temor a nivel social implica un miedo irracional al tacto y al contacto físico, es decir, las personas que lo sufren padecen estados de ansiedad y fobia social cuando otra persona se dispone a tocarlos o abrazarlos.
Este miedo al contacto físico puede venir dado por muchos motivos y no siempre se reproduce de la misma manera. Esto quiere decir que puede haber personas que únicamente sientan rechazo al contacto físico con el sexo opuesto, solo con ciertas personas de su entorno o únicamente con desconocidos o personas con las que se tiene poco trato. En este sentido, la hafefobia se puede presentar de diferentes maneras dependiendo de quién la sufra.
Principales síntomas de hafefobia
Como ya comentamos, la hafefobia puede presentarse de diferentes maneras dependiendo de cada persona, sin embargo, existen una serie de síntomas comunes que se repiten generalmente en casi todos los casos. Estos síntomas son también imprescindibles a la hora de tratar esta fobia y conseguir un buen resultado para la persona que lo sufre.
Principalmente, el síntoma más repetido es la ansiedad social y los ataques de pánico. Ante la situación de no poder controlar quién o cómo se establece el contacto físico, la persona que sufre de hafefobia puede experimentar estados alterados de sus emociones, aumentando su frecuencia cardíaca y presentando otros síntomas típicos de los ataques de pánico y ansiedad como puede ser la sudoración excesiva, las taquicardias o el hormigueo por ciertas partes del cuerpo.
Además de este síntoma principal, las personas que sufren hafefobia generalmente también presentan una actitud evasiva frente a ciertas situaciones sociales, traduciéndose esto en una distancia social hasta con las personas del círculo más cercano.