Cada 18 de febrero se celebra el Día Internacional del Síndrome de Asperger. Fecha escogida en honor al nacimiento del médico y pediatra austriaco Hans Asperger. Primer profesional que trató los síntomas de este síndrome y que a día de hoy sigue afectando a gran cantidad de personas — siendo muchos más varones que mujeres—. Se trata de un trastorno multidimensional que varía según el sujeto que lo experimenta. Cada caso es único y particular, y se requiere atención personalizada según las necesidades del mismo.
Este síndrome fue bautizado en el año 1944 cuando Hans Asperger reunió a cuatro chicos con un patrón de comportamiento similar. Durante su estudio se dio cuenta de que el síndrome de Asperger no era tan excesivo como el autismo. En el caso de este último, los rasgos asociados son más marcados: existen muchas más complicaciones para entablar una conversación, se realiza mayor número de movimientos repetitivos, varios colapsos emocionales y no se muestra tanto interés por una temática específica como lo hace una persona con Asperger. En cuanto al diagnóstico, las alternaciones del autismo son bastante evidentes durante los primeros años de vida, mientras que en los niños con Asperger suelen evidenciarse más tarde. Además, en este último caso, Hans no encontró evidencia de retraso cognitivo. Todo lo contrario, uno de sus pacientes: Elfriede Jelinek, tenía una capacidad intelectual por encima de lo normal y llegó aserPremio Nobel de Literatura.
A pesar de que muchos utilizan todavía el término síndrome de Asperger, ya ha cambiado oficialmente como una condición que se incluye dentro de los Trastornos del Espectro Autista (TEA). Al fin y al cabo, aunque su diferencia radica en el grado de intensidad, una persona con síndrome de Asperger y una persona con autismo presentan patrones muy parecidos. Comparten las mismas características respecto a «algún grado de alteración del comportamiento social, la comunicación y el lenguaje».
Por supuesto, no todos los casos son iguales. Cada persona con Asperger o TEA, así como cada persona neurodivergente, es diferente. El grado y tipo de afectación varía, como también lo hacen las circunstancias del entorno social y familiar, y el modo de responder al mismo. Se trata de un trastorno con una amplia y diversa gama de posibilidades. Al final la única manera de entender el Asperger es conocer a la persona que hay detrás. En este sentido, se hace primordial romper con los mitos que se asocian a esta condición y ofrecer una información diáfana, auténtica y ajustada; capaz de alejarse de los tópicos y de romper las barreras existentes, especialmente en el mundo laboral. Se estima que en Europa solo tienen trabajo del 10% al 24%. Se trata, por tanto, de una materia que sigue estando pendiente por parte de las empresas. Aún se resisten a contratar a estas personas que, más allá de cargar con un apodo autoimpuesto, presentan un alto potencial y son capaces de resolver las tareas y proyectos con el mismo éxito que cualquier otra.