Hoy, 10 día de septiembre se celebra el Día Mundial para la Prevención del Suicidio con el objetivo de crear conciencia y reducir la tasa de suicidios en el mundo. El tema que viene tratándose estos tres últimos años viene siendo «Crear esperanza a través de la acción». Una temática que involucra al colectivo —familiares, educadores, amigos, compañeros de trabajo, profesionales de la salud, gobiernos…— para abordar con urgencia este problema de salud pública.
El suicidio sigue envuelto en mitos o creencias erróneas sin veracidad científica, que se expanden de forma equivocada a través de los medios de comunicación y que pueden provocar prejuicios ante la conducta suicida. Sin embargo, es importante aclarar que el suicidio se ha convertido en la principal causa de muerte en jóvenes y adolescentes, cuyo número de casos se ha visto incrementado en los últimos años. Por otro lado, Galicia es una de las comunidades autónomas con más suicidios junto con sus dos limítrofes, Asturias y Castilla y León. Estos datos alertan sobre la urgencia de incrementar las medidas oportunas y concienciar de que quitarse la vida, no es la solución.
Es importante detectar si alguien de nuestro círculo cercano se encuentra en ese estado de autodestrucción, de afirmar que no existe otra alternativa que la de acabar con su vida. Muchas personas con ideación suicida suelen evidenciar algunas señales de alerta que nos pueden dar claridad para poder ofrecerles nuestra ayuda. Los signos pueden ser verbales o no verbales, como por ejemplo su obsesión con la muerte, pensamiento suicida, autolesiones, cambios repentinos de comportamiento, alteraciones en la alimentación y/o el sueño, sentimiento fuerte de culpa, disminución del rendimiento académico o el trabajo… La existencia de estos signos no significa necesariamente que la persona vaya a suicidarse, pero son indicios de que esa persona necesita ayuda para no llegar a pasar el umbral de lo irreversible.
La Organización Mundial de la Salud destaca el estigma en torno a los trastornos mentales y el suicidio. Parece increíble que, a estas alturas, en algunas sociedades siga siendo un tema tabú y no se integre abiertamente como un problema de salud pública. Este hecho hace que muchas personas que piensan en quitarse la vida o han tratado de hacerlo disuadan en pedir ayuda. Se necesita sensibilización respecto a este tema y la urgencia de promulgar y expandir la prevención del suicidio al mayor número de personas posibles.