Analizar los posibles beneficios, en personas con Esclerosis Múltiple, de un programa de ejercicio terapéutico con gafas de realidad virtual es el objetivo del estudio que investigadores de la Facultad de Fisioterapia desarrollan con la Asociación Viguesa de Esclerosis Múltiple de Pontevedra (Avempo).
Coordinado por los fisioterapeutas Gustavo Rodríguez y Pablo Campo, del grupo de investigación HealthyFit, cerca de una veintena de usuarios y usuarias de Avempo participaron en este estudio pionero, que cuenta con la financiación del Colexio Oficial de Fisioterapeutas de Galicia (Cofiga).
“En este colectivo no había investigaciones que explorasen los usos de la realidad virtual inmersiva para la mejora de sus capacidades funcionales”, destaca Campo respecto a un estudio que forma parte del convenio de colaboración entre la UVigo y Avempo y en el que participó también la estudiante de máster de la Facultad de Fisioterapia Elena Ferreiro.
Dando continuidad a proyectos previos del grupo HealthyFit, que exploraban los beneficios de la actividad física con dispositivos de realidad virtual, este estudio se centra en la realización y posterior análisis de un programa de ejercicio basado en el uso de exergames, videojuegos que implican un componente físico y cognitivo.
“Ya habíamos trabajado con personas con párkinson o alzhéimer y tratamos de extrapolar esta experiencia previa a un colectivo con el que no se habían realizado intervenciones de este tipo, a pesar de que ya exploramos los beneficios del ejercicio en esta población en un artículo publicado en el Journal Clinical Medicine”, apunta Campo.
La Esclerosis Múltiple, recuerda, es “una enfermedad neurodegenerativa inflamatoria crónica, que implica diferentes afectaciones generales, en la marcha, en el equilibrio y en la fuerza o problemas de control motor y también una sintomatología más específica, como puede ser los cuadros de fatiga muy marcados. Además, afecta a personas muy jóvenes, con los primeros síntomas debutando en la tercera década de la vida”. En ese sentido, el objetivo de este programa, que fue realizado a un grupo de personas con una edad media próxima a los 40 años, era contribuir a “mejorar sus capacidades funcionales y su calidad de vida”.
Un programa de ocho semanas
El proyecto abarcó el desarrollo de un programa de ejercicio de ocho semanas, con dos sesiones semanales, en las que un grupo de participantes debía llevar a cabo diferentes actividades con unas gafas de realidad virtual inmersiva Oculus Quest 3. Esta actividad fue supervisada por la fisioterapeuta Elena Ferreiro, como parte de su trabajo final en el máster en Ejercicio Terapéutico en Fisioterapia, junto con el personal de la asociación. De forma paralela, otro grupo de participantes en el estudio siguió realizando las actividades programadas por la asociación. “Acabamos de terminar la intervención y de hacer las evaluaciones finales”, añade Campo, que explica que, a falta da análisis de los datos, “los resultados iniciales son positivos”,ya que constatan que llevar a cabo el programa es “factible y seguro, sin efectos adversos”, así como la elevada satisfacción y compromiso de las y los participantes en la iniciativa.
Los usuarios y usuarias de Avempo trasladan un “alto” grado de satisfacción tras participar en el programa de ejercicio terapéutico del estudio. “Se trata de una forma de incentivar el ejercicio más intenso en los pacientes a los que a veces nos cuesta un poco y esta experiencia consigue hacerlo todo muy entretenido y variado”, comenta una de las usuarias participantes, que considera que sería “muy interesante” introducir la realidad virtual en las sesiones de fisioterapia de forma regular, dándole continuidad al proyecto.
Una colaboración a la que dar continuidad
Como explica Campo, esta colaboración con Avempo arrancó hace cerca de un año, con la realización de una jornada formativa, y llevó posteriormente al diseño de un protocolo de investigación, publicado en la revista Sclerosis, para luego dar forma a este programa de ejercicio terapéutico, al que esperan poder dar continuidad con nuevas colaboraciones. Al mismo tiempo, el investigador subraya también lo positivo de iniciativas como este proyecto, que consiguen llevar la investigación clínica al entorno de los afectados y que contó con la financiación de las ayudas para la investigación del Cofiga 23/24, que posibilitan que el alumnado del máster pueda participar en estudios clínicos y desarrollar investigaciones aplicadas.