Tener un título universitario no te hace más ni menos inteligente. La verdadera inteligencia es aquella capaz de adaptarse a los cambios, y es que lo más importante para ser una persona exitosa y triunfar en la vida es la capacidad para comprender, ajustarse e innovar. Esto último no puede ser enseñado, depende únicamente de la intuición y creatividad de uno mismo.
Actualmente existe la creencia de que si no estudias una carrera no eres nadie. Por supuesto, sobra decir que hacerlo es algo muy bueno y valioso para obtener conocimientos, sin embargo, es importante aclarar que para ser alguien de éxito no es imprescindible. Grandes empresarios que han dejado huella nunca han pisado una universidad, como es el caso de Amancio Ortega —fundador del grupo textil Inditex—; o han abandonado sus estudios, como Steve Jobs —cofundador de Apple— o Mark Zuckerberg —cofundador de Facebook—.
A lo largo del tiempo, el concepto de inteligencia y su forma de manifestarse ha variado mucho, incluso se han ido incorporando nuevos enfoques, dando paso a la teoría de las inteligencias múltiples ideada por Howard Gardner. Dicho psicólogo estadounidense identificó hasta ocho tipos de inteligencias diferentes: lingüística, lógico-matemática, espacial, musical, corporal cinestésica, intrapersonal, interpersonal y naturalista. Esto dificultó el establecimiento de una definición exacta, y es que, efectivamente, la inteligencia se puede expresar de varias maneras: mediante la creatividad, flexibilidad, capacidad para enfrentar los problemas y solucionarlos, saber empatizar con los demás, etc. A pesar de todas las variantes, solo hay una que lleva a la victoria y se llama inteligencia adaptativa.
Alguien con ese tipo de intelecto es capaz de adaptarse al cambio. Esto lo dijo en su día el físico Albert Einstein y más tarde lo verificó el físico teórico Stephen Hawking. La persona inteligente se maneja con destreza cuando se dan variaciones en el entorno, a pesar de resultar demasiado complicadas, las comprende y responde de manera innovadora y original para resolverlas de manera exitosa.
Actualmente, estamos atravesando una época de transición a nivel global, y es aquí donde se presenta el verdadero reto, el momento de poner toda nuestra habilidad de adecuación para transformarnos. La pandemia ha significado un hito en nuestras vidas, ha implicado la reformulación de muchas cosas que dábamos por sentadas, actitudes y hábitos que ya no se pueden usar como referencia. Por ello se ha activado una alteración mental a la hora de trabajar mediante el empleo de la creatividad y modernización.
Es cierto que hay que convivir con otro tipo de inteligencia, la artificial, pues el uso de las tecnologías se ha hecho imprescindible, pero las máquinas carecen de emociones, intuición y juicio humano, por lo que nunca podrán sustituir a las personas. Ya no tiene sentido actuar de manera lineal, creando expectativas futuras. C ya no es el resultado de A + B. Es necesario dejar los viejos patrones adquiridos hasta ahora porque la realidad ha dado paso a la incertidumbre, porque no existe ningún manual o estudio que enseñe a gestionarla. Ha llegado la hora de demostrar la inteligencia adaptativa de cada uno de nosotros para el nuevo futuro.