Esta primera semana de agosto se conmemora mundialmente la Semana de la Lactancia Materna bajo la consigna «Lactancia materna, responsabilidad de todos». Este año se invita a ampliar el radio de visión de esta práctica que, a pesar de tener carácter íntimo, se ve fuertemente juzgada por el entorno y la sociedad.
Es responsabilidad de todos proteger esta práctica y respetar a las madres lactantes que, a menudo, se sienten discriminadas en varios ámbitos, sobre todo en el laboral. Muchas mujeres aseguran que tienen dificultades para compaginar el tiempo y el espacio para sacarse leche. La mayoría lo hacen en los lavabos de sus trabajos «espacios no aptos» con bastante dificultad para conservar la leche extraída en buenas condiciones hasta la salida. Además de ello, reciben desaprobaciones de compañeros y superiores.
Es cierto que el teletrabajo impulsado durante la pandemia trajo datos positivos en este sentido. Alrededor del 85% de las madres que trabajaron desde casa, aseguran que les ayudó a prolongar la lactancia materna, hecho que disminuyó con la vuelta a sus puestos de forma presencial.
Es importante recordar que la leche materna es el mejor alimento que se le puede suministrar a los recién nacidos, no solo por proporcionar todo lo que necesitan y protegerlos de enfermedades infecciosas, sino también por su carácter emocional. El vínculo afectivo que se establece entre la madre y el bebé constituye una experiencia mágica, única e inigualable.
El apoyo a la lactancia materna involucra a muchos niveles. Las madres necesitan apoyo de los gobiernos, servicios de salud, comunidades y centros de trabajo para amamantar de forma óptima. Todos ellos deben estar informados, educados y capacitados para proporcionar y sostener entornos accesibles y acondicionados para todas aquellas familias que estén en su etapa de lactancia materna.