Como cada 4 de febrero se celebra el Día Mundial contra el Cáncer. La enfermedad que viene aumentando en todo el mundo durante los últimos años, y que según el pronóstico de La Organización Mundial de la Salud crecerá sobre un 57% en la próxima década.
El cáncer suele tener un desarrollo impredecible. A veces, existen casos donde la enfermedad no está avanzada, pero es reacia al tratamiento y se complica hasta provocar la muerte; y otros son más graves y finalmente culminan con un resultado exitoso. Un ejemplo de este último es el de una mujer viguesa de 87 años que hace 11 logró superar un cáncer de mamá. Su hija María Sánchez, quien vivió estrechamente todo el proceso de la enfermedad, ha tenido la cortesía de contestar a las siguientes preguntas para VIGOÉ y compartir su experiencia.
–En primer lugar, María, muchas gracias por atenderme. La noticia sobre un diagnóstico de este tipo causa un fuerte impacto, no solo en la persona que padece la enfermedad, sino también en sus más allegados. ¿Puedes contarnos cómo reaccionaste cuando le diagnosticaron el cáncer a tu madre?
-Me quedé sin palabras, totalmente en «shock». En ese momento las piernas me temblaban. No me esperaba ese diagnóstico, incluso se me pasó por la cabeza que pudiera tratarse de un error.
–En la mayoría de los casos, el médico prefiere informar antes a los familiares para que cuando el paciente lo sepa cuente con un entorno favorable para sobrellevar su nuevo estado. En tu caso, ¿fue tu madre o el médico quien te dio la noticia?
-Lo hizo el médico, me lo comunicó en la hora de la visita. Fue muy directo, tajante y bastante duro. Las esperanzas de que mi madre se salvara fueron pocas, por no decir nulas. Aunque sentí miedo y al principio no quise creerlo, algo me decía en mi interior que ella iba afrontar la enfermedad, que no sería tan duro como el médico lo pintaba. Mi madre siempre ha sido muy fuerte y, además, ella no quería irse. Tenía muchas ganas de seguir viviendo. Yo tampoco quería que se fuera, me decía a mí misma para convencerme: «esto va a superarlo con creces».
–Sabemos que lo realmente traumático de la enfermedad es tener que someterse a toda esa cantidad de tratamientos y revisiones que hacen que el paciente se frustre. Hace unos años que tu madre no se enfrenta a la quimioterapia, ¿se podría decir a día de hoy que ha superado la enfermedad?
-Por supuesto. La enfermedad está más que superada y la quimioterapia quedó en el olvido. Tenía 76 años cuando le diagnosticaron la terrible enfermedad, ahora tiene 87. Actualmente está mejor que nunca, feliz porque disfruta cada momento rodeada de todas las personas que la quieren.
–Dicen que la enfermedad cambia a las personas y la manera de ver la vida, ¿ha cambiado la relación con tu madre desde entonces?, ¿tienes un concepto diferente de la vida?
-Mi madre y yo siempre hemos estado muy unidas, ella siempre ha sido el apoyo más grande que he tenido y tengo. Siempre he valorado su optimismo y sus ganas de superarse, pero desde su enfermedad puedo decir que he aprendido a valorarla más, me ha enseñado a ser más fuerte que antes y a tomar decisiones que antes serían impensables para mí. Sí, puedo decir que tengo un concepto diferente de la vida. La palabra «cáncer» ya no me resulta terrorífica, sino una enfermedad de superación. He aprendido a vivir la vida plenamente, disfrutar de cada instante y valorar más las cosas que se me presentan cada día.
–Seguramente el caso de tu madre sirva de referente para muchas personas que están viviendo la enfermedad. ¿Qué te gustaría decir a los familiares de los enfermos de cáncer que lo están pasando mal en este momento?
-Que sean fuertes y que confíen en los profesionales de la salud, que nunca hay que perder las esperanzas. Pero lo más importante, que la persona enferma no vea la tristeza de sus familiares, ya que el 50% de la cura depende de un entorno favorable y optimista «también de las ganas de vivir del enfermo, por supuesto». Por eso es fundamental darle todo el cariño que se pueda, el amor es la mejor terapia y superación que uno mismo pueda tener.
Muchísimas gracias por tus palabras. Os deseo lo mejor, tanto a tu madre como a toda la familia, ya que es todo un acto de valentía el tener que enfrentarse a esa enfermedad tan abrumadora llamada «cáncer». Estoy segura de que tu madre servirá de referencia y motivación para muchas familias que están atravesando un caso de este tipo. Efectivamente, la calidad del entorno y la fe en un mismo son factores altamente relevantes a la hora de superar con éxito la enfermedad. Mi más sincera enhorabuena a tu madre por convertirse en un ejemplo para todos, y a ti por mantener la esperanza y jamás dejar de creer en ella.