El último estudio elaborado por la compañía francesa Global Health Service Monitor 2022 en 34 países, demuestra que la salud mental es el mayor desafío a la que se enfrenta la población española. La preocupación por la salud mental ha aumentado en 16 puntos respecto al año pasado y se sitúa en el 51 %, por encima de la enfermedad que lideraba la lista hasta el momento: la del cáncer. Esta se ha posicionado en el 49%.
Como sociedad, solo hace falta levantar la vista de las distracciones digitales por unos segundos para darnos cuenta de que llevamos un estilo de vida muy estresante y desafiante. Es fácil darse cuenta de que la salud mental colectiva no es demasiado saludable. La depresión y la ansiedad son los mayores retos en estos tiempos. Tanto es así, que la Organización Mundial de la Salud estima que hacia el año 2030 estos serán los principales problemas de salud de la población.
Al ser humano le aterra perder lo que tiene, en lugar de lo que es.
Históricamente, el ser humano se ha enfrentado contra múltiples guerras, pestes y hambrunas. Ha luchado por conseguir alimento para su supervivencia y la de su familia. Sin embargo, hoy día ya no se trata de una cuestión de alimentarse y sobrevivir, sino de sostener una posición creada que define nuestra identidad, y que se basa en la obtención de múltiples artículos que no necesitamos, pero que creemos que nos hacen más felices.
«Las personas apegadas a una zona de confort se vuelven ansiosas, pues creen que al perder todo lo que tienen se sentirán vacios y fracasados».
Tendemos a confundir nuestra identidad, de manera que nos definimos por un título o profesión, una relación, un rol en la familia… Cualquier tipo de posición que nos permita identificarnos como individuo en la sociedad. Por otro lado, el miedo a perder esa identidad que nos creemos que somos, además de la posibilidad de que carezcamos o nos falten todos esos artículos que nos posicionan dentro de un estatus, hace que la ansiedad y la depresión se desarrollen.
La covid ha significado un antes y un después.
Posiblemente la covid haya tenido algo que ver en este cambio de perspectiva sobre la enfermedad mental. El hecho de no encontrar la satisfacción dentro de uno mismo sin recurrir a lo externo. Es decir, el no poder alternar ni consumir tanto por tener que permanecer confinados en los hogares, los cierres de negocios y pérdidas de empleo durante el mismo, el fallecimiento de familiares… El miedo a la incertidumbre, en general, ha sido el detonante principal para el disparo de la depresión y la ansiedad. Así lo demuestran los datos del estudio del Global Health Service Monitor 2022: en el año 2018 la salud mental solo era importante para el 23 % de la población española, frente al 51 % actual, superando a la inquietud del cáncer.