El 8 de julio se cumplieron 128 años del nacimiento del médico neuropsiquiatra y psicoanalista alemán Fritz Perls —creador de la Terapia Gestalt—. Se trata de un modelo de terapia psicológica con una perspectiva holística que abarca aspectos como la toma de conciencia y el desarrollo personal. Debido a que se hace cargo de la forma en la que el pensamiento concibe las necesidades y capacidades del ser humano, se ubica dentro de la categoría de la Psicología Humanista.
Fritz Perls estudió Medicina y se especializó en Neouropsiquiatría en el año 1920. Tres años después emprendió una serie de viajes por EE.UU, Europa y Sudáfrica donde expandió sus conocimientos y en cuyo proceso conoció a la psicóloga y psicoanalista Karen Horney. Gracias a ella se interesó por el Psicoanálisis y aprendió lo que es el «autoconcepto» —conjunto de creencias que limita el desarrollo total de nuestro potencial—. Sin embargo, no fue hasta la década de 1940 cuando dejó Sudáfrica y regresó a Nueva York, que fundó la Terapia Gestalt junto a su mujer —la psicóloga Laura Perls— y al sociólogo Paul Goodman.
Una de las singularidades de esta terapia es que actúa como una verdadera filosofía de vida. El ser humano es valorado desde una perspectiva integral y unificadora que toma decisiones en base a su forma de percibir las cosas. Esa representación mental que constituye su percepción, se configura de acuerdo a varios factores como son las imágenes, el tacto, el sonido y la memoria.
A partir de tal hipótesis se crea el principio gestaltista de «todo es más que la suma de las partes», es decir, cada ser humano percibe las relaciones con el mundo en base a un conjunto de la información que recibe y los datos sensoriales, afectivos, intelectuales, sociales y espirituales almacenados en su psique. El resultado de la suma formaría una figura completa que sería equivalente a su experiencia total.
La Terapia Gestalt es efectiva para tratar procesos de crisis personales donde se experimenta ansiedad, angustia, miedo o falta de motivación. Una de sus particularidades es la aceptación de la experiencia, de manera que se llegue a la toma de conciencia de lo que se está viviendo. Es importante identificar las emociones y sentimientos que se producen en una determinada situación y aceptarlos. De lo contrario, si se reprimen o camuflan, pueden llegar a manifestarse en el cuerpo mediante algún síntoma.
Después de aceptar la situación, es necesario hacerse responsable de lo que se siente y vive a través de dicha experiencia, sin culpar a los demás o al entorno, para poder cambiarla y tomar las riendas de la propia vida. Un error muy común es fijarse en lo que ocurre alrededor y querer cambiarlo, pero es importante aclarar que como es adentro es afuera, por lo tanto si uno cambia, automáticamente el exterior también, nunca al revés.
Por último, es fundamental centrarse en vivir en el aquí y el ahora. El pasado ya no existe y el futuro aún no ha llegado, solamente existe el presente. No se puede vivir de la imaginación, más bien se trata de sentir y observar; de expresar y no manipular, justificar o juzgar. Responsabilizarse plenamente de las acciones, sentimientos y pensamientos, pero sobre todo, aceptarse tal y como uno es para encontrar la felicidad y superar cualquier obstáculo que se interponga en el camino, pues más allá de expresar autenticidad se interponen los condicionantes sobre lo que se debería ser o lo que esperan los demás de cada uno. En el siguiente poema Fritz Perls trasmitió muy bien estos conceptos de la aceptación y el amor incondicional:
«Yo soy yo y tú eres tú
Yo no estoy en este mundo para cumplir tus expectativas y,
tú no estás en este mundo para cumplir las mías.
Tú eres tú y yo soy yo.
Si en algún momento o en algún punto nos encontramos,
y coincidimos, es hermoso.
Si no, pocas cosas tenemos que hacer juntos.
Tú eres tú y yo soy yo.
Falta de amor a mí mismo,
cuando en el intento de complacerte me traiciono.
Falta de amor a ti,
cuando intento que seas como yo quiero.
En vez de aceptarte como realmente eres.
Tú eres tú y yo soy yo».