Como el post de la vulvitis que publicamos hace tiempo está teniendo muchas visitas el de hoy queremos dedicarlo a otra dolencia exclusivamente femenina, lo cual no quiere decir que pensemos que el tema sólo interese a las mujeres. Ya me entendéis.
Ya sabemos que las personas nunca estamos del todo solas, viven con nosotras y en nosotras millones de organismos como las bacterias o los hongos y mientras su población es estable vivimos en simbiosis, con una relación que beneficia a todas las partes. Cuando el equilibrio se rompe empiezan los problemas; hay una colonia que se va multiplicando, creando una infección mientras otras se reducen e incluso se extinguen. Esto nos puede suceder en cualquier parte del cuerpo pero hoy toca hablar de nuestras vaginas.
Siete cosas que debemos saber
1.- Nuestras vaginas tienen un ciclo de pH.
Cuando estamos en edad fértil tenemos un pH ácido de entre 4,5 y 5, medio punto más bajo durante el embarazo y que sube hasta el neutro durante la menstruación (entre 6,8 y 7,2 cuando el neutro es 7) y vuelve a bajar de manera natural. Esto ayuda a mantener a raya la proliferación de esas bacterias que nos pueden causar la infección porque cuando este pH sube del 7 es cuando se dan las condiciones para que la plaga se expanda.
2.- Las infecciones vaginales
(En mujeres en edad fértil) son en su gran mayoría por dos causas, la vaginosis bacteriana de la que hablamos y la Candidiasis, que es un fenómeno similar pero producido por la infección de un hongo al que alguien tuvo la mala leche de llamar Cándida.
En la antigua Roma, Cándida se llamaba a la túnica blanca que había que llevar al senado y de ahí vienen nuestros impolutos candidatos de la política actual. O por lo menos de ahí viene su nombre. Esto de los nombres da para varias entradas, asociaban la apariencia de la infección a algo que conocían y de ahí la nombraban, en el caso de las nuestras infecciones vaginales el referente era la ropa, ¿otro micromachismo? De manera que la Candidiasis era de un blanco prístino mientras la Clamidia (cuyo origen es una bacteria extraña que se mete dentro de las células actuando como un virus) era la capa corta que usaban los antiguos soldados griegos, que siguió usándose hasta el final del imperio bizantino formando parte de la vestimenta del emperador.
Pero dejémonos de trapitos y volvamos al meollo de la cuestión.
3.- Hay distintos motivos para que cambie el pH de nuestra vagina:
Las causas más frecuentes parecen ser:
– el propio ciclo menstrual,
– un lavado excesivo,
– los antibióticos,
– los DIU y
– el semen
Así que dependiendo de cómo conjuguemos esos factores podemos crear las condiciones (porque nos cargamos a los lactobacilos que se encargan de mantener ácida nuestra flora vaginal) para que pueda proliferar esa plaga bacteriana. Con la menopausia el pH también sube hasta el neutro.
Lo bueno es que también es fácil prevenir estos cambios empleando productos que ayuden a mantener la acidez de nuestras vaginas como…
4.- Las principales medidas de prevención son las siguientes.
No utilizar duchas vaginales, limitar el número de parejas sexuales y, como siempre insistimos, practicar el sexo de forma segura.
5.- Si ya hay infección:
Es importante que seamos capaces de reconocer los síntomas de la vaginosis bacteriana.
– Una secreción vaginal gris o blanca,
– olor fuerte, que puede ser más intenso tras el sexo,
– dolor o picor y
– ardor al orinar.
Estos síntomas son compatibles con los otros tipos de infecciones vaginales, por eso es conveniente hacer un análisis para determinar que efectivamente sea una infección bacteriana, una vez contrastado el resultado la vaginosis bacteriana se trata con antibióticos.
6.- Para la prueba:
Tu ginecólogo tomará una muestra insertando un espéculo en la vagina y con un hisopo (bastoncillo de algodón) tomará una muestra de la secreción vaginal.
7.- La vaginosis bacteriana:
Al contrario que la Cándida o la Clamidia de las que hablábamos antes, no se transmite de mujeres a hombres por lo que en caso de infección tu pareja (si es un hombre) no tendrá que tratarse.
Así que recuerda:
Con unas buenas medidas de higiene íntima puedes prevenir la aparición de la vaginosis bacteriana;
el uso de probióticos y prebióticos ayuda a restablecer la flora vaginal, así como evitar la sequedad vaginal.
Recuerda usar protección en tus relaciones íntimas.
y recuerda que la copa menstrual mejora la salud de la flora vaginal y evita infecciones recurrentes y desequilibrios.
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