La ong Solidariedade Galega co Pobo Saharaui (Sogaps) ha hecho un llamamiento urgente a las familias gallegas para que se inscriban en su programa de Acogimiento Familiar Temporal que pone en marcha cada verano con el lema Vacaciones en Paz.
Está previsto que este verano lleguen a Galicia 300 niños procedentes del campo de refugiados del pueblo saharaui y, a punto de acabar el plazo –este fin de semana–, hay quince niños que todavía no tienen una familia de acogida con la que pasar el verano.
«No queremos que ningún niño se quede sin familia. El único requisito que se precisa es querer acoger, todo el mundo puede participar, también personas que no tienen hijos», han señalado desde la asociación, presidida por Maite Isla y cuya sede está en la calle Gregorio Espino, 57.
La comunidad gallega, con 300 niños, es la segunda de España que recibe a más niños y niñas refugiados saharauis, que pasan con familias de acogida unos dos meses, desde la primera semana de julio hasta el inicio de septiembre.
«Vienen en verano porque en los campamentos hace mucho calor y para ellos es muy beneficios», explica Julia Nicolás, colaboradora de la asociación, que precisa que las familias de acogida no reciben a los pequeños a ciegas, sino que participan previamente en una formación en la que se resuelven todas sus dudas y se les da pautas para que sepan cómo actuar. La primera tuvo lugar el pasado fin de semana, pero habrá otra el próximo 23 de junio, de 9 a 13 horas.
Entre los compromisos que deben adquirir las familias acogedoras está el llevar a los niños a una revisión médica, al dentista y al oculista, dado que son servicios que no tienen en los campos de refugiados. A partir de ahí, alimentarles, vestirles y disfrutar de su compañía y que ellos lo pasen bien.
El idioma, que a priori parece uno de los principales escollos, tampoco es insalvable. «El primer año no tienen ni idea de español, pero son niños y enseguida se hacen entender», remarca Julia Nicolás. Además, también existen a disposición de las familias acogedoras monitores que también proceden de los campos de refugiados y que sirven de apoyo ante imprevistos.
A las nuevas familias que pasan a formar parte del programa se les entregan los niños más pequeños, de 8 años, ya que los mayores repiten con las familias que les acogieron previamente. «Vienen cuatro veranos, desde los 8 hasta los 12 años, y casi todas las familias repiten porque además el vínculo se mantiene durante todo el año ya que muchas familias allí tienen móvil y eso facilita la comunicación con ellos durante el resto del tiempo», explica la colaboradora de la ONG.
«Es algo que aporta muchísimo, tanto a los adultos como a los niños de aquí como a los que vienen de allí. Es maravilloso conocer a un niño de otra cultura y saber que haces algo muy bueno por ellos, al mismo tiempo de lo mucho que te aportan a ti. Es algo complicado de explicar, pero muy bonito», explica Julia Nicolás.
Desde el Concello de Vigo, además, también se colabora con la asociación, siendo uno de los municipios que trae a más niños y niñas refugiados, además de sufragar el coste del vuelo de ida y vuelta.