Los sofás de cuero rojo flanquean la entrada del número 6 de la calle Elduayen, en las inmediaciones de la céntrica Porta do Sol. Es un nuevo templo para los amantes del buen comer y el descubrimiento llama la atención de los caminantes. Acaba de abrir sus puertas y en solo dos horas apenas hay huecos libres.
A algunos clientes los atrapó su originalidad, como a Antonio, que se cruzó con el Sibarita Bar-Shop de camino hacia su coche que recordaba mal aparcado. Pero se detuvo. Le llamó la atención esa peculiar terraza y su mobiliario de diseño.
Se fijó en la decoración del interior, un equilibrio perfecto entre elegancia y atrevimiento. Todas las piezas se diseñaron y fabricaron en Vigo. Le pareció un lugar diferente, glamuroso, por eso llamó a su amiga Marta y, en cuanto se encontraron, optaron por probar una cerveza de bodega. No tardaron en pedir la carta y degustar sus tapas gourmet.
El mobiliario se diseñó exclusivamente para Sibarita y está dispuesto de tal manera que permite un ambiente discreto y familiar en las mesas de los extremos a pesar de tratarse de un espacio diáfano y sin compartimentar. Al frente, la barra aguarda a los codos de los animales sociales. La pieza presume de una estética que evoca a un poderoso instrumento musical.
Lo explicó Raúl Lamarca a VIGOÉ, diseñador del espacio, mientras apuraba su copa de tinto sobre su obra visiblemente orgulloso del resultado: «La parte superior es madera de roble lacada y la decoración en cilindros metálicos verticales se inspira en un órgano».
Ambiente selecto y buen gusto
Sibarita es arriesgado, valiente y apto para todo tipo de paladar, aunque solo los más refinados sabrán valorar la materia prima y el arduo trabajo que hay detrás de cada composición culinaria. El ambiente es distendido, grupos de personas de entre 30 y 45 años charlan, ríen, celebran y brindan mientras degustan la variedad de viandas que ofrece la carta.
Aunque se trata de un local distinguido, la algarabía es la nota dominante. Sin embargo ante los fogones, la cocina se toma muy en serio. Cada plato se elabora con mimo y productos de temporada para garantizar su calidad y frescura.
Los primeros comensales del Sibarita alabaron el tataki de atún rojo, el sashimin de salmón marinado y los tacos con cochinita pibil. Quienes optaron por la ensalada se decidieron por la de burrata. A juzgar por sus gestos, no se arrepintieron.
El vino, un canto de sirena
Casi todos los amantes del vino se decantaron por el tinto, pese a que el bar-shop pone a disposición del enófilo una gran variedad de denominaciones de origen. A todos aquellos a los que resulte ajeno este universo, el sumiller estará a su disposición para ayudarle a encontrar el sabor que encaje con su menú, sus preferencias y expectativas en el caso de que la botella sea un regalo.
La variedad de vinos se exhibe sobre una estructura de madera que cae desde el segundo piso y parece flotar sobre la mesa principal en una disposición idónea para mostrar el producto. La original composición, además de vestir la sala y ser uno de los elementos más llamativos, facilita la presentación de las denominaciones de origen selectas.
Las más demandadas, las gallegas; pero también se pueden degustar vinos de El Bierzo, Rioja o Ribera del Duero, entre otros. Establecimiento lleva el apellido shop precisamente porque además de ser un espacio para el disfrute, las botellas están a la venta.
Homenaje a Vigo
La identidad de Sibarita se expresa en su logo, expuesto ante la gran cristalera de la entrada. El diseño toma como referencia el emblema de la Porta do Sol, el Sireno, que se funde con una sirena y ambos convergen en una copa de vino dando forma a una composición que simplifica el espíritu del establecimiento.