Siempre fue un plato muy de casa, aunque reconozco que cuando era niña, lo único que me gustaba era sonreír a mi hermana con aquellos dientes negros para que se muriese de risasco (risa y asco simultáneos). No me puedo resistir a unos buenos chocos en su tinta, fresquitos, con su tinta natural, y con su buen arroz en blanco. Además, en contra de lo que podáis pensar muchos, son facilísimos de hacer y no llevan muchos ingredientes.
Ingredientes (para 2 personas):
1/2 kg de chocos (en mi caso eran dos)
150 gr de cebolla bien picadita.
2 dientes de ajo, también picados.
50 gr de pimiento verde picado.
Aceite de oliva.
Sal.
1 cucharadita de maizena.
Arroz en blanco para acompañar.
Preparación:
Una vez picada la cebolla, el ajo y el pimiento verde, lo rehogamos despacito en una cacerola baja con un poquito de aceite de oliva. Mientras, si no lo han hecho en la pescadería, limpiamos los chocos, con cuidado de no estropear las bolsas de tinta y los troceamos.
Una vez que las verduritas están bien rehogadas, añadimos los chocos y dejamos rehogar un momento. Cubrimos con agua, y añadimos las tintas que previamente habremos machacado en un bol pequeño con un poco de sal gruesa (esto ayuda a romper las bolsas).
Dejamos que se cueza a fuego lento una media hora, o hasta que los chocos estén blanditos. Los míos eran pequeños y se hicieron enseguida. Si la salsa de los chocos queda muy ligera, al final de la cocción añadimos una cucharadita de maizena mezclada con un poquito de agua fría, removemos bien, y damos un hervor.
Mientras se van cocinando los chocos, en otra tartera preparamos el arroz en blanco para acompañar.