El albariño y el mencía, sobre todo, ya son variedades tan conocidas como el tradicional vino del ribeiro. Los turistas, por ejemplo, que antes sólo pedían el clásico vino del ribeiro, ahora piden variedades distintas y marcas concretas, algunas de gran prestigio. El vino del ribeiro, que siempre tuvo fama de vino ácido, ahora se presenta en el mercado bajo marcas de envidiable calidad y con un sabor y características organolépticas que nada tienen que ver con las de hace muchos años.
Es el resultado de años de trabajo bajo la dirección de expertos etnólogos, y el establecimiento de diversas denominaciones de origen: Ribeira Sacra; Valdeorras; Monterrei; Ribeiro; y Rías Baixas. Así las cosas, los vinos gallegos, sean blancos o tintos, han conseguido hacerse un hueco en el mercado y ahora compiten con las mejores marcas.