Así que, para mi primera receta de cordero, he escogido un estofado clásico, una de esas recetas maravillosas que no pueden fallar. Si no os gusta el cordero, podéis sustituirlo por ejemplo por un buen morcillo de ternera con hueso. Pero creedme si os digo que este cordero está de muerte lenta.
Ingredientes:
100 g de cebolla.
2 dientes de ajo.
50 g de puerro.
100 g de zanahoria.
1 paletilla de cordero (cortada en 4 o 5 trozos).
aceite de oliva.
65 g de salsa de tomate.
1 vaso de vino tinto.
caldo de ave o de carne.
orégano.
romero.
1 hoja de laurel.
Preparación:
Cortamos todas las verduras. La cebolla, el ajo y el puerro bien menudito. La zanahoria en rodajitas.
Untamos la carne con sal, orégano y romero.
Ponemos a calentar nuestra tartera a fuego medio, el fondo cubierto con aceite de oliva. Cuando empiece a calentar añadimos la hoja de laurel y doramos bien por todos los lados los trozos de carne. Retiramos la carne y la reservamos.
En el mismo aceite, añadimos las verduras y dejamos que se pochen despacito, a fuego bajo, hasta que estén muy blanditas. Añadimos entonces la salsa de tomate o tomate triturado y dejamos que se haga unos minutos.
Añadimos el vaso de vino y rascamos el fondo de la olla con una espátula de madera, para soltar todos los jugos que se han quedado adheridos al fondo. Añadimos entonces la carne de nuevo, cubrimos con agua o caldo y cuando arranque el hervor, bajamos el fuego al mínimo y dejamos cocer, tapado, unas 3 horas o hasta que la carne esté muy tierna.
Sacamos la carne, ponemos toda la salsa en el vaso de la batidora y la pasamos bien fina. Volvemos a poner todo de nuevo en la tartera, le damos un hervor y servimos, acompañado de unas patatas fritas, un arroz en blanco o un cuscús.