La Navidad de Vigo contenta la vista y los oídos, pero también puede convertirse en la excusa perfecta para deleitar el paladar. Un paseo por la ‘zona cero’ del alumbrado festivo puede acabar en una comida, cena o merienda en cualquiera de los locales del centro. Desde ese punto de vista ha enfocado su último reportaje la Guía Repsol, que ha lanzado una serie de recomendaciones para comer “rico y barato” en el corazón de la ciudad.
Pastelerías y panaderías, restaurantes, taperías o tabernas forman parte de este listado vinculado a las distinciones que otorga la Guía Repsol. Sus populares ‘Soletes’ marcan la senda culinaria que hay que seguir alrededor de las luces de Navidad. “Igual de luminosos que sus calles, los ‘Soletes’ también brillan por su variedad y calidad a buen precio”, destaca la prestigiosa guía.
Una de las primeras paradas se podría realizar en uno de los establecimientos más míticos de la ciudad, la Taberna Eligio, al lado de la calle Príncipe y la mismísima Porta do Sol. Los profesionales gastronómicos de Repsol remarcan el “buen servicio y mejor tapeo” de este local son solera, donde aconsejan tomar pulpo o pescado frito. “Taberna centenaria de Vigo desde 1920. Santuario de grandes pintores, xente das letras e ilustres bebedores”, se puede leer en la placa colocada en la entrada.
Otro sitio donde picar algo o tomar un vermut es A Mina, uno de los mayores centros de reuniones de Vigo. No solo por su conocido ‘tinder analógico’ sino por los encuentros de amigos y amigas que se producen tanto en su interior como en el exterior. Famosa también por su cocido, esta taberna ofrece “raciones para acompañar y cócteles para seguir la fiesta”, tal y como recuerda la Guía Repsol.
Otro clásico para probar diferentes bocados es el Tapas Areal, en la calle México. “Destaca por su ambiente, informal y acogedor, y por su producto: embutidos, empanadas caseras de zamburiñas o espinacas con buey de mar. Basta con pasar un rato aquí para darse cuenta de que todavía quedan lugares donde se cuidan por igual el vino, la cocina, el precio y el trato”, relata este referente gastronómico, que también recomienda bocadillos y hamburguesas. Los de Melitón y La Pepita. Lo que ahora se llama ‘fast good’.
De la ‘filial’ del Othilio se reseña la combinación de una “comida rica y rápida” con las opciones “más tradicionales”. El bocadillo de churrasco “es de diez”. Y muy exitoso. A la altura se encuentran también, para los gourmets de Repsol, el de cordero lechal prensado, salsa de yogur y berros o el de chuleta de vaca premium madurada 45 días con piquillo confitado y rúcula.
La guía define a la cadena viguesa de hamburgueserías como “una de las puntas de lanza de esta tipología en el entorno de Vigo”. Santiago Salgueiro cuenta cómo se apostó por la hamburguesa premium hace 12 años y fue algo sorprendente: “Fue una decisión para volver a Vigo después de mucho tiempo viviendo fuera”, explica el todavía gestor de los locales de La Pepita en la provincia. A pesar de sus varios locales franquiciados por el norte peninsular, Salgueiro continúa llevando sus hamburgueserías como al principio y tiene clara su recomendación para quien se deje caer por allí. “La Rianxeira lleva queso San Simón y panceta crujiente, ingredientes muy gallegos, y la Sorrentina es más italiana, con rúcula, mozzarella fundida, tomate seco, orégano y cebolla crujiente”, detalla.
Y para vivir el encanto de un bello atardecer sobre el mar en pleno invierno tras una comida de grupo, el destino señalado es Albatros, en el interior de la estación Marítima de Vigo.
Gastronomía indonesia, alta cocina y fusión
Para comer o cenar con varios platos por delante se puede recurrir a la cocina fusión, ampliamente reconocida, de Malasangre Food & Club. El chef David Couñago destaca de su restaurante las gyozas de choco de Redondela, el canelón de gallo estofado o las vieiras al pilpil. “En una sala de interiorismo actual y festivo, rozando, en el buen sentido, lo fantasioso, se pueden tomar también arroces de premio, como el de vieiras y gambones o el de solomillo de vaca dry aged”, relata el artículo de Repsol.
La alta cocina apasiona también en La Trastienda del Cuatro, muy cerca de la Alameda. Omar Fares lidera un lugar en el que sobresalen la ensalada de ‘panko’ con queso brie y aliño de mostaza y miel o la pata de pulpo ahumada a la brasa con crema agripicante de tomate y jalapeño. Sin olvidar el ceviche de salmón con aguachile de manzana o las croquetas de cecina y queso de cabra. El negocio está “plagado de recuerdos y guiños, como si de una vieja trastienda se tratase”, lo que le hace acogedor y a la vez actual.
Un poco más alejado del centro de Vigo se encuentra Harum Manis, que ha sumado su ‘Solete’ recientemente. Se presenta como “posiblemente el mejor restaurante auténticamente indonesio en Galicia” y lo defiende tanto con su carta como con su menú del día a base de nasi goreng (arroz frito), rendang (curry con leche de coco) o creps de mango y mascarpone. Andrés Carreras y su esposa Aprilia Ani Kristianti abrieron este negocio a finales del verano pasado. “Poco a poco estamos añadiendo los productos de nuestra huerta, cultivados de forma orgánica, para mejorar la calidad de nuestros platos”, detallan.
Postre o merienda
Tras degustar cualquiera de los manjares que ofrece la gastronomía viguesa en estos locales de hostelería, se puede cerrar el ciclo con un postre elaborado con mimo. O dejar hueco para merendar. Para estas ocasiones, se recomiendan dos panaderías-pastelerías que ya gozan de reconocimiento en la ciudad: Fermentum42 y Sémola.
El establecimiento situado en Paseo de Alfonso XII abrió precisamente durante la Navidad de 2022. Alessio Di Lorenzo, Paola Fusco y Francesco Cozzo, tres jóvenes del centro-sur de Italia, han encandilado a los vigueses con sus creaciones. Entre sus mayores éxitos están el cannolo -cañita frita rellena de queso ricotta-, las tartas de mousse y bizcocho -sobre todo la de maracuyá y chocolate: “no hay temporada para esta tarta, se vende siempre”-, y el panettone. “Hay gente que se presenta y me dice: me he hecho hora y media de coche para comprar un panettone. Ahí solo se puede decir: gracias”, celebra el pastelero.
Mientras, a la clientela de Sémola, con tres tiendas en Vigo, le encanta el brioche especiado de canela y jengibre. También los ‘teacakes’ de frambuesa y albaricoque. Sus brioches y la gama Receta Atlántica de inspiración tradicional gallega, con ilustraciones de Iván Erre, son otros dos de sus dulces más famoso. Aunque, según cuentan desde el local, en estas fechas lo que más triunfa es el pandoro.