De la barra de un bar suelen emerger tantas ideas -y tan refrescantes- como de las burbujas en la espuma de las cañas que se sirven. Los ‘Miércoles de Pinchito‘ de La Mina lo atestiguan.
Ocurren una vez al mes, concretamente el primer miércoles, desde el pasado mes de agosto en la tasca histórica del número 8 de la rúa de San Vicente. La jornada se ha consolidado como uno de los eventos estrella de Vigo, algunos lo describen como el «día del First Dates».
Esas tardes Ale, camarera y ‘alma mater’ del local, se transforma en Cupido y, además de consumiciones, sirve mensajes de amor. «Cuando los clientes los reciben parece que les haya tocado el premio gordo de la lotería: algunos aplauden, otros se sonrojan, otros se ríen», explica entusiasmada.
No todos los asistentes «juegan», pero los que lo hacen se revelan con un posavasos especial que tiene un espacio para poner una identificación y un mensaje. Los clientes invitan a una consumición a su ‘crush’ y así se desencadena una dinámica social en la que no sólo el ligoteo, sino la diversión, suelen estar asegurados.
Los mensajes más desternillantes de ‘Los miércoles de Pinchito’
Algunos se llevan sus posavasos de recuerdo, otros se los olvidan en la barra, Ale «se lo pasa pipa» recogiéndolos: «Hay algunas frases que no se pueden decir ni comentar», advierte, pero revela algunas: desde «Bizcchita busca chocolatito 100% cacao» hasta «No tienes pelos en la boca porque no quieres» o una sugerente «¿Algún enfermero en la sala?».
Cuenta que casi todos los mensajes son «muy cachondos» pero todavía quedan algunos románticos como quien firmó un: «Casi me gustas, casi me acerco, pero se quedó todo en nada».
La fan que consiguió una cita con el guitarrista de Mando Diao
Una de las anécdotas más llamativas ocurrió en la víspera del festival Latitudes, cuando una clienta habitual reconoció al guitarrista de la reconocida banda internacional Mando Diao. No lo dudó un segundo, le envió un posavasos: «Si apareces en La Fábrica de Chocolate te invito a un chupito». El músico se personó. Lo que ocurrió no nos lo cuentan.
«La finalidad no es tanto follar como guiñar un ojo y conocer gente»
«Nos consta que este miércoles pasado hubo bastantes ‘match’, también tenemos constancia de que hubo segundas y terceras citas», revela Ale, risueña pero reservada con la identidad de sus clientes. La esencia de los ‘Miércoles de Pinchito’, cuenta, es el encanto las relaciones cara a cara: «Es maravilloso no ver a nadie leer la pantalla del móvil porque las personas se abren. Hablan unos con otros». «Y eso es lo que tiene que pasar en un bar», sentencia Kiko Castiñeira, uno de los propietarios del local, que asegura que la finalidad del evento «no es tanto follar como guiñar un ojo y conocer gente».
¿Cómo surgió la idea?
Han pasado dos veranos desde que Guada y Sara, dos de las clientas habituales de La Mina, lamentaban la frialdad con la que las aplicaciones virtuales de citas estaban suplantando al encanto del ‘ligoteo’ en analógico.
Estaban sentadas en «su mesa de siempre» a la que Ale ya ha bautizado como ‘el barril presidencial’. Entonces ninguna de las dos tenía pareja y propusieron entre risas: «Jo, aquí tendríamos que hacer algo tipo First Dates». A Ale le gustó la idea, a Kiko Castiñeira le resultó suculenta: «Tardamos unos meses en llevarla a cabo porque primero llegó la pandemia, pero después lo hicieron la incertidumbre de las restricciones y consideramos que no era el momento».
La ebullición de la rúa San Vicente el primer miércoles de cada mes y la fama de los ‘Miércoles de Pinchito’ demuestran que estaba en lo cierto.