Un pedazo de la historia gastronómica de Oia se despide tras más de cuatro décadas sirviendo pizzas cocidas en horno de leña y ofreciendo un pedazo de la historia culinaria de Oia, la pizzería O Carro cierra sus puertas definitivamente el próximo 30 de junio. Un adiós marcado por la nostalgia y el cariño de sus clientes, quienes han convertido a este establecimiento en un referente gastronómico familiar durante generaciones.
El aroma a leña impregnado en cada plato se convirtió en un símbolo del restaurante, transportando a sus comensales a un viaje en el tiempo donde la tradición y la pasión por la buena cocina eran los ingredientes principales.
Desde su apertura en 1979, O Carro se convirtió en un refugio para los amantes de la buena comida y la tradición. Fundado por la familia de Juan, el restaurante nació con una propuesta innovadora para la época: pizzas auténticas cocinadas en horno de leña. Las recetas familiares, enriquecidas por experiencias en Uruguay, se fusionaron para dar vida a una experiencia culinaria única.
O Carro no era solo un lugar para disfrutar de una buena pizza, era un hogar donde los recuerdos se tejían entre bocados y el ambiente familiar envolvía a cada cliente. Las impresionantes vistas a las Islas Cíes, el trato cercano y familiar del personal y el ambiente acogedor lo convertían en un hogar para lugareños y visitantes por igual.
A lo largo de sus 45 años de historia, O Carro ha sido testigo de la evolución de Oia y de la ciudad de Vigo. Ha visto pasar generaciones, ha sido el escenario de innumerables celebraciones y ha compartido momentos especiales con miles de personas.
Esta despedida «es una mezcla de sensaciones«, confiesa Juan, la segunda generación al frente del restaurante. «Por un lado alegría. Hay mucha gente que nos ha mostrado su cariño y afecto, no solo ahora con el cierre sino también a lo largo de todos estos años; por otro de pena ya que es el final de un ciclo. Siempre da pena despedirse de un sitio en el que uno ha sido muy feliz«.
Para él, la clave del éxito ha residido en la familiaridad y la autenticidad. «No hay un letrero, no hay una indicación, aquí llegan los hijos de aquellos que venían hace 40 años con sus padres pero ahora ellos son los padres«, afirma. «Hay clientes que han crecido con nosotros, a su lado hemos disfrutado de la llegada de nuevos miembros a la familia«.
El cierre de O Carro deja un vacío en la escena gastronómica de Oia y en los paladares de quienes lo han disfrutado durante tantos años. Su legado va más allá de la comida y del sabor, se trata de un lugar donde se han creado recuerdos, se han compartido momentos especiales y se ha cultivado un ambiente familiar que ha trascendido generaciones.
O Carro se despide, pero su esencia y su sabor permanecerán vivos en la memoria de quienes tuvieron la fortuna de conocerlo. Más que un restaurante, fue un hogar, un refugio y un pedazo de historia.