«Caja de cambios» es un espacio en el que rezuma el buen gusto, la modernidad y la transgresión. El número 1 de la calle Canceleiro llama la atención por el colorido y el diseño de las prendas de su escaparate, pero quienes se asoman al espacio descubren que se trata una peluquería unisex de estilo industrial.
Este peculiar negocio es la apuesta de Diego Molina, peluquero especialista en color con una vocación clara: conseguir que sus clientes salgan siendo la mejor versión de sí mismos: “Lo que más me gusta de mi trabajo es el trato con las personas, conocerlas y que salgan empoderadas y con una sonrisa”. Lleva desde los 16 años ejerciendo su profesión, una carrera dilatada que comenzó en Madrid, llegó a Vigo por amor, se quedó por pasión a su trabajo y a la ciudad.
No usa el móvil, no tiene ordenador, prefiere hacerlo todo a mano, odia la tecnología: “Es una obligación y una necesidad, yo prefiero vivir ajeno a todo eso”. Trabajó en diferentes salones de belleza en la ciudad, pero encontró en «Caja de cambios» una extensión de su personalidad: es una peluquería que también vende ropa y complementos creados por diseñadores locales. Abrió el establecimiento un mes antes de la pandemia y, aunque reconoce que le costó mucho sobrevivir, le cuesta encontrar huecos libres en la libreta en la que anota las citas.
Un concepto 100% hecho a mano
El espacio, de inspiración neoyorkina y estilo industrial, todo está hecho a mano con piezas eclécticas: desde los taburetes y la mesa de la sala de espera fabricados con neumáticos hasta el mostrador hecho con grandes bidones de aluminio. Entre las piezas del local abundan el mobiliario urbano y los objetos vintage.
Los sillones de barbero tienen más de 30 años, los restauró el antiguo propietario del establecimiento, que también creó una de las mesas, que no es otra cosa que un teclado que todavía funciona.
Los elementos dominantes son el ladrillo, el cemento y la madera e intercala los tocadores y útiles para el cuidado del cabello con burritos y percheros con ropa de diseño.
Ropa única de diseño y personalizada
La peluquería es una suerte de showroom en el que los diseñadores locales con apuestas rompedoras encuentran el espacio que encaja con su obra. En las estanterías se exponen monederos y bolsos pintados a mano que los clientes pueden personalizar a su gusto entre colecciones cápsula con prendas únicas que se renuevan cada 3 meses.
Algunos de sus modelos son de Iniqual, una marca de ropa viguesa de 4 meses de vida cuyas prendas son obra del diseñador Alejandro Sierra y su socia Cayetana Ozamiz. Él trabajaba para Adolfo Domínguez, ella para Bimba y Lola: “El confinamiento nos llevó primero al ERTE y después a la cola del paro, pero sobrevivimos a la pandemia luchando con nuestras ideas”.
Ajustaron sus necesidades a las de los ciudadanos que, acostumbrados al teletrabajo, buscaban prendas más cómodas sin renunciar a la estética. Apostaron por el loungewear, prendas exclusivas y unisex que se adaptan a todo tipo de cuerpos y rompen las barreras del género. Crean todo tipo de prendas: desde monos hasta vestidos camiseros, jerséis, pantalones y chaquetas desde la talla XS a la XL. Además de los patrones, también diseñan los singulares estampados de la tela. Entre sus valores fundacionales destacan el compromiso con el medio ambiente y la reivindicación contra el imperio del fast fashion.
Sin grandes rótulos y eslóganes
Además de la moda que se expone en «Caja de cambios», los clientes pueden encargar la elaboración de prendas desde cero: los diseñadores que colaboran en el negocio también hacen ropa a medida y customizan las prendas de sus clientes al gusto con los elementos que deseen.
El atractivo del negocio es su personalidad, no tiene grandes rótulos con eslóganes potentes, no les hacen falta, confían en la fuerza de su producto: único, de calidad y responsable.