La Xunta destacó este miércoles el éxito de la iniciativa #QuedamosenGalicia tras agotarse las tarjetas del bono turístico en cuestión de horas. Los gallegos apuraron sus solicitudes nada más abrir el plazo, a la medianoche, y 12 horas después ya estaban expendidas las tarjetas disponibles en esta iniciativa puesta en marcha para impulsar el turismo interno y ayudar al sector hostelero.
En las primeras horas, se registraron en la sede electrónica de la Xunta unas 150 peticiones cada cinco minutos, de tal manera que por la mañana quedaron servidas todas las tarjetas disponibles. Los gallegos mostraron su preferencia por las tarjetas de 500 euros, que coparon el 82% de las solicitudes, en tanto que las de 375 euros acapararon el 10,3% del total, y el 7,3% restante fue para las de 250 euros. La Xunta aporta el 60% del total y los usuarios, el otro 40%.
La campaña es una iniciativa de Turismo de Galicia en colaboración con el Clúster Turismo de Galicia y con la participación de las diputaciones provinciales de A Coruña y Ourense y pretende movilizar 6,8 millones de euros, con la participación de casi 700 establecimientos turísticos, un 24 % más que en la primera convocatoria.
La alta demanda afectó al servicio de la sede electrónica de la Xunta, que registró una elevada lista de espera por el alto volumen de peticiones de la tarjeta turística, a pesar de que a lo largo de la noche, ante el aluvión de solicitudes, se duplicó su capacidad.
Ese elevado número de peticiones dio lugar a un incremento en la ocupación de la sala de espera de la sede electrónica, un mecanismo que se habilita cuando se espera un alto nivel de concurrencia y que se da, normalmente, en las convocatorias que se gestionan por orden de presentación, como fue el caso de la tarjeta turística. La activación del servicio permitió garantizar el funcionamiento ininterrumpido de la sede electrónica a partir de la una de la madrugada, aunque fuera con tiempo de espera debido a los miles de personas que intentaron acceder al mismo tiempo. A todos ellos se les asignaba una hora de acceso, lo que permitió que no tuviesen que estar esperando su turno delante de la pantalla.