La primera parada es en Lira, cuyo hórreo fue construido en el siglo XVIII, en granito y sobre una plataforma que salva el desnivel del terreno.Es uno de los más grandes de Galicia, con 36,53 metros de largo 1,60 de ancho y 22 pares de pies, siempre a la lucha con el de Rianxo y el de Carnota.
Este último es mi siguiente parada. Construido entre los años 1768 y 1783 en dos fases por Gregorio Quintela, mide 34,76 mertros de largo y 1,90 de ancho. Tiene también 22 pares de pies y tres puertas.
Al lado del del Lira y del de Carnota hay sendos palomares, que también fotografié y me detuve después en la iglesia de Santa Comba de Carnota, con un bonito retablo en su interior.
La playa es nuestra visita principal y accedemos a ella por una pasarela de madera. La duna de arena forma en el interior una pequeña marisma que en otoño e invierno acoge colonias de distintas aves acuáticas. Mientras sacaba la foto una vecina me dijo que tuviese cuidado con unas culebras que había soltado Seprona pero aunque las busqué no encontré ninguna.
Su estado de conservación es ejemplar y con siete kilómetros de largo está considerada la más larga de Galicia. Con bajamar supera los 500 metros de anchura en algunos tramos. La playa de Carnota está entre las 100 mejores del mundo según la revista alemana «Traum Strände» tras recorrer 21 países y 300.000 kilómetros.
La publicación incluye un reportaje de seis páginas bajo el título «Galicia, jardín del edén en España» con fotos de la playa de Carnota y, por supuesto, de las islas Cíes, además de otros lugares como Baiona, Santiago o las dunas de Corrubedo. Los arenales gallegos son los únicos que aparecen en esta selección realizada por la revista alemana.
Diagnóstico del Ministerio de Medio Ambiente: el crecimiento de una extensa flecha arenosa en la desembocadura del río Valdebois ha creado uno de los espacios naturales de mayor interés ecológico y paisajístico de Galicia como es la playa de Carnota y las marismas de Caldebarcos.
Para conservarla, de hecho, se ha creado el LIC Carnota-Montes do Pindo, declarado zona de especial protección para las aves. La fuerte dinámica del frente dunar lo mantiene en un frágil equilibrio, por lo que debe ser protegido.
La superficie de las dunas es de 626.000 metros cuadrados y tanto éstas como las marismas dan cobijo a gran variedad de aves migratorias y flora endémica.
En la playa, además, existe un lugar particularmente precioso que es A Boca do Río, denominado con este nombre a la desembocadura del río Valdebois en la playa.
Desde la punta dos Remedios hasta la punta de Caldebarcos, es decir, desde una punta a otra de la playa, se dan cuatro ecosistemas diferentes: la propia playa, el sistema dunar, otra intermareal y las marismas.
Esto la convierte en una playa ideal para dar un paseo por la orilla del mar, disfrutando de las vistas de la ría de Corcubión, el legendario Cabo Fisterra y como no a la propia playa.
Es una de esas playas que ya no quedan, sin chiringuitos ni hoteles, simplemente dunas y mar. En temporada baja, que es cuando yo fui, en octubre, es habitual encontrar a gente paseando y del resto solo se oye el viento y las olas chocando contra la arena.
Para ir a verla, eso sí, hay que ir a propósito. No está camino de ningún sitio en particular pero os aseguro que tendréis una experiencia espiritual.
Desde la playa se puede ver el Monte Pindo,al que los historiadores románticos denominaron O Olimpo Celta y abrangue los municipios de Carnota, Mazaricos, Cee y Dumbría, entre las rías de Corcubión y Muros y Noia.
Antes de finalizar, tras tres horas de paseo por la playa, disfrutamos de un cortejo entre dos cormoranes, aves acuáticas que se encuentran tanto en agua dulce como salada.
Nuestra próxima parada es el mirador del Ézaro, con el embalse da Fervenza, que es uno de los más grandes de Galicia por extensión aunque no tanto por capacidad.
Acercarse hasta la Fervenza de Ézaro y no subir arriba es como llegar a la catedral de Santiago y no visitar al Apóstol. Es una dura subida desde la fervena que conduce hasta un lugar de una impresionante belleza y una de las mejores panorámicas de la Costa da Morte. El mirador se encuentra en un pico llamado Cruz de Pao, a 273 metros de altitud, muy cerquita de Alto Furado (397 metros).
Una vez en el mirador, tan solo tenemos que detenernos unos momentos para darnos cuenta de la impresionante estampa que tenemos ante nuestros ojos y a nuestro alrededor, con 360 grados de verdadera magia.
Hacia el oeste veremos la ensenada donde se encuentra la magnífica Fervenza de Ézaro, en la que las aguas del Xallas se precipitan directamente en forma de cascada sobre el agua salada del océano. Es un desnivel de 155 metros y la altura de la cascada es de 40 metros. En verano, durante las vísperas de festivos y los sábados se ilumina por la noche.
Hacia el norte, descubriremos uno de los puntos más occidentales de la península, Cabo Fisterra, el cual durante muchos siglos fue considerado como el fin del mundo. A su derecha, la preciosa villa de Fisterra. Se observa también toda la bocana de la ría de Corcubión.