Salgo temprano de casa y a las ocho de la mañana ya estoy en el puerto de Pedras Negras, inaugurado en 1998. Este puerto se encuentra situado en la zona de San Vicente do Mar, en O Grove y cuenta con una zona de amarre de los barcos y con otra acondicionada con bancos para que la gente pasee y pueda disfrutar de las vistas del mar y la Illa de Ons que se puede divisar con facilidad desde la zona.
Empiezo el paseo al final del puerto donde una rampa sube hasta el espigón que conecta con la pasarela de madera. Al comienzo de la pasarela me encuentro con la escultura “Esperando al marinero”, que transmite la nostalgia y el temor a un posible naufragio. Calas espectaculares, pinos, matorrales, grandes formaciones rocosas esculpidas por la erosión… El paisaje recuerda un poco al de la cercana isla de Sálvora, que se encuentra más al norte.
También admiro otra escultura, el “Monumento a los voluntarios por la catástrofe del Prestige”. Este monumento representa a varios hombres y mujeres con mascarillas realizando las labores de limpieza de chapapote en las costas gallegas y está localizado en una especie de plaza en el paseo marítimo de San Vicente do Mar, muy próximo al puerto deportivo. En esta gran obra participaron varios escultores gallegos de A Coruña y Pontevedra.
La pasarela llama la atención por su perfecta integración en el paisaje. Lo más espectacular del recorrido es que todo se acopla de manera armoniosa a los caprichos de la naturaleza y por lo tanto se respetan todas las formaciones rocosas que, esculpidas por el paso del tiempo y el viento, nos ven pasar imponentes. No son obstáculos que paran nuestro camino sino más bien compañeros de viaje y hacen que éste se muestre divertido y con una belleza natural que impresiona.
La playa de Caneliñas se encuentra al final del paseo de madera. Es una playa rodeada de vegetación y rocas, con poco oleaje, ocupación baja y de aspecto salvaje y de gran belleza. El paseo, además, recorre otras playas como A Barrosa o Fervide, entre otras, mostrando los paisajes costeros más hermosos de la zona y descubriéndonos pequeñas calas escondidas y de aspecto virgen.
Al final del paseo, que termina en las inmediaciones de unos terrenos militares, es posible coger un sendero y regresar monte a través hasta el puerto deportivo.
La Batería da Costa de O Grove tiene cañones que desde hace muchos años ya no están operativos. Algunos hicieron allí la mili hasta bien entrados los años noventa. Ahora está prohibido el paso y unos alambres de espino me impiden pasar pero aunque los atravesase tendría que cruzar por encima de un montón de tojos ya que no deben limpiar la zona desde hace mucho tiempo.
Yo ya sabía que no se podía pasar, por eso traje el objetivo grande de la cámara para sacar las fotos desde la alambrada. Ahora las piezas de artillería son poco más que un recuerdo integrado ene l paisaje, aunque el recinto se sigue empleando para maniobras, eso sí, como máximo para albergar a una compañía o una batería. Está equipada con tres cañones Vickers de 101,6. Dependían del Regimiento de Artillería que estaba en el cuartel de Campolongo, en Pontevedra, y que posteriormente se convirtió en el Grupo de Artillería de Campaña Aerotransportable para integrarse en la Brilat.
La verdad es que me gustó mucho, con sus hermosas playas en estado puro y natural (no todas) sin haber sido tocadas por la mano de promotoras urbanísticas. Hasta donde tiene pasarela está muy bien aunque después el camino es duro y difícil, se ve que no lo usa mucha gente. Como lo hice en bici terminé pronto y me hago una foto en uno de los muchos bancos de madera que te encuentras a lo largo de la ruta.
Disfruto de las vistas de la playa de Raeiros, de unos 600 metros de largo con arena blanca, dunas vegetadas y pasarela de madera sobre las dunas. Dispone de aparcamientos y duchas además de un camping y un restaurante próximos. Tiene ocupación media en verano y un oleaje moderado.
Monte A Siradella
Mi siguiente parada es el monte A Siradella, a 167 metros sobre el nivel del mar en el punto más alto de la península de O Grove. Desde este punto podemos observar las espectaculares vistas del ismo de A Lanzada, con su enorme arenal y el complejo intermareal del Umia y O Grove, mostrando que hasta hace muy poco la península de O Grove era una isla. También veremos la inmesidad del océano y las islas Ons, que forman parte del Parque Nacional das Illas Atlánticas. En la esquina de la playa de A Lanzada observamos la Ermita de A Lanzada.
Llaman la atención las piedras sandwich, ahora rodeadas de un mirador con barandilla y que parecen precisamente colocadas por unos dedos traviesos. En los mapas antiguos, O Grove aparece como una isla y fue la acumulación de arena la que con el paso del tiempo la unió a tierra y creó uno de los arenales más famosos del mundo, la playa de A Lanzada.
En este alto se cuenta que existió una antigua fortaleza de la que no quedan vestigios. Lo que sí podemos ver son los restos en forma de miles de pequeñas piedras de un castro celta que ocupaba la cima del mirador de Feans a escasos metros de la Siradella. La zona está llena de leyendas e historias. En lo alto se encuentra hoy en día un centro de interpretación de la naturaleza y la zona además nos ofrece un área recreativa con mesas y un parque infantil.
Bajando de A Siradella me detengo en el mirador de Con da Hedra, que es el segundo punto más alto de O Grove y desde aquí las vistas se centran más en la parte de San Vicente do Mar. Este mirador tiene sendas peatonales, paneles informativos, bancos de madera, papeleras, una plataforma de observación y, en definitiva, todo tipo de comodidades con las que disfrutar del entorno y pasmarse con las vistas sobre el océano Atlántico, la ría de Arousa y el parque nacional das Illas Atlánticas.
El mirador se extiende de forma circular en torno a unos promontorios graníticos con balaustradas para poder contemplar unas excelentes vistas. Las parcelas a los lados del camino están perfectamente delimitadas con postes de madera y alambrado de malla cuadrada ya que la comunidad de montes las utiliza para la preservación de una raza autóctona de ganado vacuno, la vaca “cachera” que se caracteriza por su considerable cornamenta y que quiere adaptarse a estos montes para mantenerlos limpios.
La siguiente parada del día es en A Illa de Arousa. Dejo el coche en la playa de O Vao, que está al terminar el puente, y empiezo el recorrido en bici. Al entrar en el pueblo me encuentro con la estatua “As mans da mar de Arousa”, de Lucas Míguez (2007). Representa un marinero y una mariscadora.
La iglesia de San Xulián, de estilo neoclásico, estuvo inmersa en la guerra contra los franceses y se cuenta que fue por eso por lo que su construcción se prolongó durante 17 años, entre 1800 y 1817.
Una de las esculturas que me llamaron la atención en esta isla es la dedicada a Sor Aurora Gallego, “Apostol de la isla y madre de los pobres”, realizada por el escultor César Lombera. Se encuentra en un bello entorno de la isla de Arousa, justo en los jardines de la iglesia matriz. La otra foto es de los barcos en el puerto.
La escultura de la Virgen del Carmen se localiza en el paseo marítimo, conocido como O Camiño, a la altura de la oficina de Correos. La realizó un artista natural de Dena, Alfonso Vilar Lamelas, en 1984 en honor a la patrona de los marineros y pescadores, que son básicamente la base de la economía de esta isla, además del turismo en los meses de verano.
Puedes caminar por los alrededores y observar los paisajes de A Illa gracias a una pasarela de madera que muestra un entorno de rocas, toxos, pinos, eucaliptos y pequeñas calas. La foto de abajo no dice mucho pero yo pienso en las vistas tan maravillosas tienes si te sientas en este banco a descansar un poco o ver la puesta de sol.
El Faro de Punta Cabalo fue construido en 1852 sobre un conjunto de rocas graníticas llamadas “cons” y su nombre viene dado porque las piedras que la forman se parecen a una manada de caballos salvajes. Las cons se encuentran diseminadas por toda la isla y creadas a golpe de viento presentan curiosas formas. Este pequeño faro permite gozar de excelentes vistas de la ría de Arousa y de la próxima costa de O Barbanza con el monte da Curota en su horizonte.
Fue reconvertido en restaurante pero sigue manteniendo su luz encendida por las noches, señalando el comienzo de la oscuridad y el camino de vuelta a casa para los pescadores. También conserva otros detalles como un pequeño embarcadero y un reloj de sol tallado en la piedra. La lista de playas de A Illa de Arousa daría por sí sola para un reportaje extenso.
Termino el paseo por la pasarela y subo a O Con do Forno. En el punto más alto de la Illa de Arousa (63 metros sobre el nivel del mar) se localiza un montículo conocido como O Con do Forno, desde el cual se divisa una buena panorámica de la isla. En lo alto de un penedo se ha construido un monumento que representa al Sagrado Corazón en forma de una figura de piedra de más de tres metros de alto. La estatua se construyó en 1962 y fue creada por la Escuela del Maestro Mateo con piedra de la cantera de Noia.
Por sus grandes dimensiones tuvo que ser construida por piezas que fueron transportadas hasta aquí por el primer vehículo a motor de A Illa conocido como “A Cachonda”. Junto a esta se ha creado un espléndido mirador y a sus pies hay un área recreativa con mesas, fuente, papeleras, barbacoas y un pequeño horreo tradicional. La foto es del vértice geodésico a 63 metros.
Es un lugar perfecto desde el que fotografiar la isla aunque hoy la bruma del mar y el sol me impiden sacar las fotos con la calidad que me gustaría.
De vuelta al coche paro un rato en el muelle de O Campo, situado en el centro del pueblo de A Illa. El paseo marítimo de O Campo discurre por su costa y es el muelle predilecto del sur de la isla, utilizado por los marineros para las tareas de atraque de los barcos. Durante las fiestas del Carmen es desde este muelle donde comienza la segunda parte de la procesión marítima.
Monte Lobeira
Saliendo de A Illa ahora me dirijo al Monte Lobeira. Ya allí, para llegar a la cima se asciende por una larga escalera donde ya podremos ver varias cavidades y habitáculos formados entre el hombre y la naturaleza y que eran utilizadas por antiguos moradores. La montaña tan solo mide 289 metros de altura aunque al ser zona costera su altitud se aprecia al cien por cien. También podemos encontrar un fantástico algibe para almacenar el agua y que incluso se encuentra cubierto por una bóveda.
Arriba se encuentra el mirador sobre una gran roca, al que se accede por unas escaleras labradas en la propia piedra. El mirador está rodeado de una valla metálica y en el centro hay una gran cuz, también de metal. En el ascenso podremos ver diversos textos más modernos labrados en la roca y dos placas conmemorativas. Una de ellas nos recuerda el naufragio del navío inglés “Serpent” frente a las costas de Cabo Vilán, en Camariñas.
No tengo ningún buen sitio para colocar la cámara y sacarme la foto en automático pero lo intento con ella en el suelo aunque el sol me molesta un poco. Estoy junto al vértice geodésico aunque éste no tiene el típico pivote de hormigón.
Desde el punto más alto se divisa gran parte de la costa desde O Grove hasta Catoira y de la del sur de la península del Barbanza. Cambados, Vilagarcía, A Illa de Arousa, la Torre de San Sadurniño, a Siradella, Monte Xiabre al oeste y del Salnés al sur. Hacia el interior podremos dominar un amplio panorama del valle del Umia y zonas próximas a la capital pontevedresa. Las fotos son unas vistas de Vilagarcía y de la isla de Cortegada.
A un kilómetro al oeste de Lobeira se encuentra otro monte de 228 metros en el que se ha construido un gran monolito de 9 metros de altura compuesto por pequeñas piedras a modo de mampostería coronado por una escultura de acero inoxidable creada por el artista vilagarciano Manolo Chazo. La obra fue realizada en el año 2002 y representa tres lunas en fase de cuarto menguante en las cuales se refleja el sol de una forma diferente según la hora del día. Desde cerca, por la noche, también podremos buscar el reflejo de la luna sobre esta escultura, el Faro das Lúas.
Casi se puede llegar hasta la escultura mediante una escalera de metal que rodea el monolito y que remata en un fabuloso balcón donde, como reza la placa, “escoitar a ría e abrazar a terra”.
Desde el mirador vemos gran parte de la ría de Arousa con la península do Barbanza al frente, Vilanova y A Illa con su famoso puente a los pies y Cambados y la península del Grove hacia el suroeste. Al este, Monte Lobeira. También el valle del Umia y la comarca reada por este, O Salnés.
Pongo el objetivo grande a la cámara e intento quitar una foto al puente de la Illa y otra al de Vilanova pero entre la bruma y el sol no es fácil. Con ellas me despido por hoy hasta el próximo paseo.