A las 10:30 llego al parque municipal de O Carballiño que es donde empieza. El día está soleado para hacer los 22,8 kilómetros de la ruta, que por ocasiones van a ser un poco duros.
Sin más miramientos arranco por el puente de hierro que está al lado del aparcamiento y un poco más adelante ya veo el panel de inicio de la senda.
Aún en el parque le quito la primera foto del día al río Arenteiro y a un puente de madera. El Arenteiro es un afluente del río Avia, que a su vez es afluente del Miño. Nace en la Peña de Francia, a unos 840 metros y tras 33 kilómetros en dirección NL-SO desemboca en el río Avia, en la parroquia de Pazos de Arenteiro.
Una de las primeras cosas que me encuentro es la Pena dos Namorados, una gran roca granítica a la que se accede por unas escaleras de madera que ya van necesitando un pequeño arreglo. En la foto no se aprecia la grandiosidad de la roca pero yo os lo digo.
Al bajar me encuentro con esta escultura que parece ser de una pareja enamorada y puesta en este lugar da un toque especial a la piedra. Después de la roca ya llego al río otra vez y antes de un pequeño puente llama mi atención la rueda que se usaba para abrir unas esclusas que llevan o cortan el agua al molino.
A la izquierda del río está el bonito camping de O Carballiño, con bungalows inspirados en los castros celtas. Hago un par de fotos desde fuera y a seguir que la ruta de hoy es muy larga y me estoy entreteniendo mucho.
Un precioso puente de madera da el toque de salida a una zona verdaderamente bonita en la que no me quiero perder nada. Unas pasarelas de madera de varias formas y tamaños son las que ayuda a salvar las rocas.
El Muiño das Lousas, construido a principios del siglo pasado, recibe este nombre porque es el único con el que su tejado está construido con ese material. Es uno de los molinos fluviales más grandes de Galicia y hoy en día es un restaurante. Cuenta la historia popular que en la época de moler el grano se celebraban en él grandes bailes.
La entrada al molino es por la parte trasera, por donde también se accede al camping y al Ecomuseo Museo do Anxo.
Ya de regreso a la senda, otra bonita pasarela de madera que hace el trayecto más ameno y al mismo tiempo mantienen la armonía con el entorno.
Escaleras arriba, escaleras abajo sigo el camino. El acondicionamiento del terreno se ha hecho respetando los valores medioambientales, paisajísticos y etnográficos de la zona, recuperándose también la franja arbórea plantando bosque de ribera autóctono y eliminando especies invasoras. Además, también la Confederación Hidrográfica Miño Sil ha contribuido a la mejora del paseo fluvial habilitando casi 5 kilómetros de sendas peatonales y construyendo pasarelas sobre el Arenteiro en la zona de Ponte Veiga.
Estos molinos son el Ecomuseo Muiño do Anxo vistos desde la otra orilla. Al venir de vuelta hice una parada pero estaban cerrados y no pude quitarle fotos. Por dentro están totalmente restaurados con unas vidrieras para ver cómo era su funcionamiento y los utensilios que se usaban antiguamente.
Cuando hago este tipo de caminos se me suele venir a la cabeza la Santa Compaña o las meigas pero hoy el entorno que me rodea me recuerda a La Comarca, de El Señor de los Anillos.
Al terminar las pasarelas de madera me encuentro con un antiguo molino sin restaurar, pero lo que más me llama la atención es la muela que pusieron a modo de escalón.
Un poco más adelante, aparece un zorro muerto en la misma senda. No sé si murió por viejo, por envenenamiento o el disparo de algún cazador.
Llego al puente de Ponterriza, de la época medieval y que conecta los municipios de O Carballiño y Boborás. Se compone de un solo arco y en su momento estuvo gestionado por los Caballeros de la Orden de Malta.
Enseguida me tropiezo con el cruceiro de Ponterria, en cuyo centro del pedestal aparecen dos personajes de tamaño muy pequeño en comparación con las otras dos figuras que hay a los lados.
Al salir, dos viejos hórreos que para mí es como si los hubiese visto antes ya que los conozco de buscar información en internet -lo hago antes de cada excursión-. Ya empieza a hacer calor y menos mal que el siguiente tramo es entre un espeso bosque de carballos.
La iglesia de San Mamede de Moldes, del siglo XII, y que fue trasladada desde la parroquia de Mourente en 1987 lo que explica que no tenga la orientación característica hacia poniente.
El río Arenteiro se cruza otra vez por el puente medieval de Castro Cadavoso, inmerso en un bello entorno rodeado de castaños de gran tamaño en el que no puedo evitar hacer una parada para descansar y tomar un poco de fruta que llevo en la mochila.
También aprovecho para poner la cámara en automático y así salir en alguna foto de este precioso lugar. El río en esta zona forma bonitas cascadas.
En la fuente de Cima de Vila de Cabanelas me paro un momento a llenar la botella de agua ya que el día está en su momento más cálido. Es un pueblo muy tranquilo con varias casas antiguas reformadas para su uso como casas de turismo rural. En este día atravesé todo el pueblo sin encontrarme con nadie.
Una bonita vista del valle de Pazos do Arenteiro, donde se puede apreciar todo el esplendor de las mimosas.
En la otra foto una vista del pueblo de Cabanelas, también floreado en esta época, unas semanas antes de que comience la primavera.
Una foto más de la iglesia de Cabanelas, desde la carretera y acto seguido continúo por el sendero en dirección a Pazos do Areiteirosin parar en dos sitios que quiero visitar pero que dejo para la vuelta. Ya en Pazos, entro por una calle estrecha con las casas típicas de la zona y casi todas restauradas.
Paso por la iglesia de San Salvador de Pazos de Arenteiro, construida en el siglo XIII.
El pueblo es uno de los más hermosos de Ourense y pertenece al municipio de Boborás. Se trata de una villa de origen medieval en la que confluyen los ríos Avia y Arenteiro.
En este recorrido a orillas del Armenteiro descubrimos un puente del siglo XV, sobre cuyo arco mayor aparece grabada la cruz del Santo Sepulcro y el relieve de una figura que para unos es el constructor del paso y para otros un santo desconocido.
Ya que estoy aquí voy a empezar la ruta do Pozo dos Fumes pero desde el principio y para eso tengo que pasar por varios molinos antiguos sin restaurar como el de O Arenteiro y otro muy grande sin nombre. ¿Qué pensaría la gente de aquella época en zonas como esta que incluso hoy en día están tan alejadas del mundanal ruido?
De nuevo en la ruta do Pozo dos Fumes y otra vez con el río Armenteiro como compañero me encuentro con los típicos pasos que se usaban antiguamente para cruzar los ríos aunque en esta ocasión le faltan un par de tramos. En la otra foto, otra vista del río desde el sendero.
Ni que decir tiene que este tramo del río a tiro de piedra de Arenteiro es un lugar idílico al que para darle un mayor toque de fantasía se esculpieron figuras y caras en algunas de las piedras.
La última roca esculpida que me encuentro es esta, con un pez, antes de llegar a un puente del que ya hablaré y una vista más del río que en este caso ya es el Avia pues el Arenteiro acaba de desembocar en él cerca del puente que viene a continuación.
De éste, llamado Ponte da Cruz, solo quedan ya las ruinas de lo que alguna vez tuvo cuatro arcadas completas. Su destrucción, al parecer, obedece a las intensas luchas que aquí tuvieron lugar entre los vecinos y las fuerzas napoleónicas a principios del siglo XIX. Con motivo de la construcción de un embalse en las cercanías, el cauce disminuyó considerablemente, de ahí la aparentedesproporció de sus dimensiones.
En este tramo del sendero del Pozo dos Fumes vuelvo a encontrarme con las típicas pararelas de madera que tango me gustan aunque al mismo tiempo tengo que tener cuidado con los bastones porque se pueden clavar entre los listones y hacerme caer o romper el bastón.
Por fin llego al Pozo dosFumes. Como veis lo llaman así porque el río viene y casi desaparece entre las rocas y al vapor que desprende entre las rocas se le llama Fume.
Un poco más adelante me paro un poco a tomar un descanso y refrescarme un poco, pues el sendero se acabó y sigo el cauce del río como buenamente puedo. Las «silvas» me rascan las piernas pero no me importa.
Un viejo molino de tres muelas es lo próximo que me encuentro. Me gusta pensar que hace tiempo que no pasa nadie por estos parajes. Una vista hacia arriba me descubre lo bonito que es el bosque también en esta época del año cuando las ramas de los árboles se encuentran casi desnudas y algunas ya empiezan a florecer.
Otra gran roca sobre mi cabeza, que rodeo mientras sigo subiendo el cauce del río. Ya tengo las piernas completamente rascadas pero no me acordé de quitarles una foto para mostrar cómo las tenía. Un poco más adelante, una minicentral eléctrica abandonada.
Ya me empiezo a cansar bastante y deseo encontrar el puente por el que voy a volver a O Carballiño pero no da aparecido. Aún así paro de vez en cuando a quitar alguna foto ya que los parajes por los que me adentro lo merecen. Algunas de las fotos no muestran claramente lo fantástico de estos saltos de agua.
Una de las mejores fotos del día creo que es la de esta fervenza que no creo que la veáis mucho por internet pues llegar aquí me costó bastante. Cuando se me acaben los senderos de Galicia me compraré una canoa para descender todos estos rápidos en ella.
Aunque no sé si se aprecia aquí, le quiero quitar una foto a las mimosas que se reflejan en el agua del río como un espejo. En la otra, el río en una zona más tranquila, ya en el tramo de vuelta a O Carballiño.
En la vuelta ya no me paro mucho pues voy mal de tiempo y quiero llegar antes de que sea de noche para sacar unas fotos en O Carballiño, donde retrato la iglesia de la Vera Cruz, la más importante y conocida del municipio, obra de Antonio Palacios.