Esta fotografía corresponde a una pequeña calle en la ciudad de Santiago de Compostela. Se trata de la Rúa Costa Vella, que comienza en una fuente del mismo nombre, junto al convento de San Francisco —ahora convertido en hospedería— y que formaba parte del abastecimiento de agua de la población medieval, y termina en un famoso mirador al que se accede por unas escaleras que desembocan en la Rúa Porta da Pena.
Allí, en Porta da Pena, resulta imprescindible la visita al restaurante Casa Felisa, que dispone al fondo de una huerta apacible y preciosa donde se puede disfrutar de una buena cocina tradicional bajo los árboles, y luego visitar y tomar el café en la recoleta finca del Hotel Costa Vella, que dispone de otro entorno bellísimo con árboles y plantas y sin ruidos urbanos. Todo el conjunto pertenecía a la Iglesia, incluyendo las casas de la Rúa Costa Vella —que aún lucen escudos en sus fachadas de piedra indicando aquella propiedad—, y a ese conjunto corresponde el enorme muro que se observa a la izquierda y al que el premio Nobel colombiano García Márquez dedicó un precioso artículo después de su visita a Santiago de Compostela, en 1983 —“Viendo llover en Galicia”, © El País—, y que puede consultarse en internet. El escritor decía —y el visitante puede comprobarlo— que en Santiago de Compostela las piedras florecen, en referencia a la vegetación que se abre paso entre las grietas de piedra de ese muro de Costa Vella.
Además, el mirador es muy visitado al atardecer porque su puesta de sol le confiere a la calle unos colores singulares que muchos turistas intentan inmortalizar en sus fotografías.