Santiago de Compostela está preparada para recibir un tsunami de turistas en cuanto se abran las restricciones motivadas por la pandemia del Covid-19. La catedral ha sido restaurada en su mayor parte y brilla como nunca lo había hecho desde hace varios siglos, con policromías, frescos y estructuras totalmente recuperadas.
Su altar mayor, por ejemplo, brilla de un modo realmente espectacular, seguramente como lo hizo por primera vez cuando fue construido. Las piedras, por su parte, han recuperado su color primigenio, y las maderas han sido perfectamente tratadas. Un enorme equipo de especialistas se han encargado de un trabajo que todavía no ha llegado al final, pero que ya se puede visitar y disfrutar.
El Año Santo Compostelano siempre ha sido una llamada a la peregrinación a través del Camino de Santiago, ahora diversificado por varias rutas, aún cuando la principal sigue siendo la que viene desde Roncesvalles. Esas peregrinaciones eran mucho más intensas en los años jacobeos, pero hubo un momento de inflexión en la historia del Camino de Santiago, un año en el que estas peregrinaciones consiguieron dinamizarse en cualquier año y en cualquier época, sin necesidad de ser exclusivas del Año Santo.
El artífice de la promoción del Camino de Santiago fue Víctor Vázquez Portomeñe durante su etapa de conselleiro de Relaciones Institucionales del gobierno gallego de Manuel Fraga Iribarne, asistido por su equipo de colaboradores, y justo es reconocerle ese acierto que tendría que agradecerle toda Galicia.
Se cuenta que todo ocurrió en una reunión informal en la conocida tasca compostelana “O Gato Negro”, en la Rúa Raíña, unos años antes del Año Santo de 1993. A Portomeñe y a su equipo se les ocurrió allí mismo la idea de promocionar aquella celebración y esbozaron las primeras ideas —según cuenta lo que puede ser una leyenda— en unas simples servilletas de papel. Así fue como nació la revolución del Xacobeo 93 y de aquella mascota “Pelegrín”, diseñada por Luis Carballo, que tuvo una repercusión cultural y económica que llega hasta nuestros días y que trasciende todas las fronteras, porque a Santiago llegan peregrinos desde los lugares más distantes de todo el mundo.
En este año 2021, la ciudad compostelana ya está preparada para recibir a los visitantes en cuanto se pueda abrir al turismo, algo que todo el mundo desea porque esas peregrinaciones constituyen una de las principales fuentes económicas. El resto de Galicia, a su vez, también se beneficiará porque quien visita Compostela normalmente aprovecha para visitar otros rincones y otras poblaciones de la comunidad autónoma. Por eso sería justo un reconocimiento público del gran mérito de Víctor Vázquez Portomeñe como gran promotor del Camino de Santiago, una riqueza para toda Galicia.