Esta es la puerta del Monasterio de San Pelayo, en Santiago de Compostela. Sin embargo, casi todo el mundo conoce la fachada de la Plaza del Obradoiro, frente a la fachada de la catedral (justo enfrente de la Puerta Santa), con su enorme muro de piedra y sus ventanas enrejadas. Se trata de un monasterio benedictino de clausura que originalmente fue ocupado por monjes y que constituyó el primer cenobio de la ciudad compostelana.
Actualmente está ocupado por monjas de clausura y dispone de un interesante museo de arte sacro y también ofrece los servicios de residencia. Es una visita muy recomendada, así como los dulces que preparan las propias monjas y que despachan a través del antiguo torno de la puerta que muestra la fotografía: pasteles, pastas y almendrados, todos ellos con una calidad insuperable y a un precio muy asequible.