Aprovecho que llego con tiempo para recorrer el pueblo y admirar algunas sus más de cincuenta esculturas expuestas en las calles y detenerme por unos instantes en la playa de Peralto. El barco parte del puerto a las 10:30 horas de la mañana y saliendo del espigón de abrigo ya se puede ver el puente que une O Grove con A Toxa.
Tras navegar un poco y casi en medio de la Ría de Arousa, veo la silueta de la isla que lleva su nombre (Illa de Arousa). Se encuentra un poco lejos pero con el cambio de objetivo que hago parece que está un poco más cerca.
Ya que tengo puesto el objetivo grande en la cámara aprovecho y le saco una foto a O Grove desde el barco, que ya navega por la zona de las bateas. No vamos muchas personas, yo calculo que sobre unas cuarenta ya que en la isla de Sálvora solo pueden entrar 125 personas al día y es uno de los primeros barcos de la jornada.
En Galicia existen más de tres mil bateas, que suelen ser negocios familiares que se transmiten de padres a hijos auqnue también existen empresas que cuentan con varias con empleados e incluso una planta propia de depuración.
Navegando poco a poco casi llegamos a Sálvora y ya se ven los primeros islotes. El de la foto se llama Illa Noro, que es uno de los muchos que tiene ya que Sálvora es un pequeño archipiélago separado a tres kilómetros de la costa.
Desde el barco hago las primeras fotos del pazo o castillo de Sálvora, ya que unos le llaman de una forma y otros de otra. Dicen que para ser un pazo hacen falta tres cosas: una capilla, un hórreo y un palomar y al de Sálvora le falta el palomar por lo que de ahí el dilema.
La Sirena de Sálvora no es un ser mitológico cualquiera o sacado de contexto sino que tiene una buena razón de ser: se llama Mariña y es la madre de los primeros propietarios de la isla, los Mariño. La escultura data de 1968 y es obra del escultor burgalés Ismael Ortega Martín, que la realizó por encargo de Joaquín Otero-Goyanes, marqués de Revilla y descendiente de los primeros propietarios de la isla.
Desembarcamos y los guías hacen dos grupos para repartirse a la gente y así poder explicarnos mejor. El barco que nos trajo se llama «Cormorán I» y está especialmente diseñado para la navegación en aguas interiores y observación de fondos marinos.
El único lugar donde está permitido fondear y desembarcar, previo permiso del Parque Nacional, es la Praia do Castelo o Praia do Almacén. A los que no quieren realizar la caminata del día se les informa de que es el único sitio por donde pueden andar ya que el guardián de la isla está bastante atento y nos recibe nada más llegar.
En 1770 Jerónimo de Hijosa instaló por poder una fábrica de salazón que se convirtió después en el pazo de Sálvora, siendo la primera fábrica de este tipo en Galicia aunque su propietario se vio obligado a cerrar antes de lo esperado.
Dentro nos enseñan un pequeño museo que quedó incompleto ya que nos dicen que no se pudo terminar por la crisis.
El único contacto con la gente de la costa lo tenían en el bar situado cerca de la aldea, lugar donde se reunían los pescadores en tiempo de mar fuerte. Ese bar se convertiría después en la capilla de Santa Catalina.
Detrás de la capilla y al lado de la playa está este viejo cañón.
La primera ruta es de 1,2 kilómetros de ida por lo que serán 2,4 kilómetros en total. Nos lleva a la aldea y lo primero que nos enseñan es una higuera que no crece hacia arriba sino hacia los lados debido al fuerte viento de este lado de la isla. Después pasamos al lado de este caballo, uno de varios que introdujo el marqués de Revilla en la isla. También hay ciervos aunque yo no los ví y al parecer los trajo para entretenerse cazando con sus amigos.
En 1960 D. Joaquín Otero reconstruyó la Fonte da Telleira, llamándola Fonte de Santa Catalina, adornada con los peldaños de la escalera de caracol del faro viejo. Otros restos fueron empleados en las torres añadidas al almacén y en un lavadero.
A principios del siglo XIX las dificultades económicas hacen que los habitantes de Carreira se desplacen a la isla para trabajar como caseros de explotaciones agrícolas y ganaderas. Se consolida una pequeña aldea con ocho casas en torno a una plaza y dos fuentes de agua potable. La población era de sesenta personas y se les conocía por el nombre de la casa que habitaban.
Poco durarían los colonos, que reclamados por la instalación en tierra de industrias propiedad de la familia decidieron irse a vivir al continente. Aún así el último habitante abandonó la aldea en 1972.
En marzo de 2007 la isla fue adquirida por Caixa Galcicia por 8,5 millones de euros y a finales de ese mismo año el Ministerio de Medio Ambiente ejerció su derecho de tanteo, comprando Sálvora, Vionta y Noro por esa misma cantidad. La Xunta de Galicia, que figura como titular del paraje desde el 1 de julio de 2008, conjuntamente con el Ministerio, ha iniciado los trabajos para rehabilitar por completo el enclave.
Para terminar con las fotos de la aldea, inmortalizo la base de un hórreo de los cuatro que creo que hay en la isla y el único tractor que había sigue aparcado en el garaje después de tantos años y ahora va a costar un poco arrancarlo. De todos modos, ahora ya ha pasado algún tiempo desde mi excursión así que es posible que ya lo hayan retirado.
Al salir de la aldea pasamos por el aljibe, que es el que almacenaba el agua para la aldea y que aún sigue casi intacto. Un poco más adelante, la isla de Noro, una mole de 4 hectáreas de superficie conformada por bolos graníticos que se elevan hasta los 42 metros de altitud, por lo que la isla tiene una destacada forma de peñón resquebrajado. La parte sur es llana y cubierta de pradera mientras que en la norte se alza el peñón. Es un lugar de nidificación tanto de aves marinas como terrestres.
En el Alto de Gralleiros, entre grandes formaciones de bolos superpuestos que amenazan con perder el equilibrio y echar a rodar, se esconden las ánimas de la Santa Compaña de Sálvora. Y así, de leyenda en leyenda, el paseo pone en valor el patrimonio cultural de un parque íntimamente ligado al mar.
Los 1.250 metros que conducen al faro de Sálvora constituyen una ruta de dificultad muy baja, diseñada en torno a cuatro paradas con sus respectivos paneles de información, que nos descubren los secretos de la isla. El Faro está situado en la parte más saliente, al sur, en el lugar conocido como Punta Besugueiros. Fue construido en 1847 y ampliado en 1954.
Después de casi dos horas andando por la isla damos por finalizado el paseo y quito como últimas fotos de la isla las de la Praia do Castelo y el pazo, aunque me da pena no poder contar todas las leyendas que hay sobre la isla o la bonita historia real de las heroínas de Sálvora. Bueno, esta última sí que la voy a contar… Cerca de Sálvora, en la noche del 2 de enero de 1921, el buque correo «Santa Isabel» se partió en tres. Murieron ahogadas 213 personas pero se salvaron 58 porque tres mujeres de la isla se hicieron al mar en una dorna y los arrancaron del agua remolcándolos en cuatro penosos viajes. Josefa Parada, de 25 años, Cipriana Oujo, de 16, y María Fernández Oujo, de 14. Se les conoció como las «heroinas de Sálvora» y recibieron multitud de homenajes y también calumnias. Una de ellas nunca quiso hablar de aquella noche pese a que le preguntaban por ella sus hijos y luego sus nietos. Más tarde, ya en el lecho de muerte, reveló que no conseguía recordar a las personas que salvó aquella noche, ya que solo podía ver los rostros de los que no salvó. Algunos querían subirse a la dorna y ellas tuvieron que golpearles con los remos en los nudillos para evitar poner en peligro a todos. Por eso le dolían tanto los recuerdos, porque en aquellas imágenes nocturnas no se veía salvando gente sino golpeando manos desesperadas.
Con un poco de retraso ya que no conseguimos hacer las dos rutas en el tiempo establecido, salimos para O Grove pero aún nos falta uno de los mejores momentos de día ya que la tripulación pone fin a la excursión sirviendo un aperitivo compuesto por unos mejillones al vapor y vino albariño, refrescos y agua.