Aunque mi barco sale una hora más tarde pregunto si me dejan subir en el de las 9:45 y como va casi vacío me lo permiten así que empiezo mi visita casi una hora antes.
Ya en el trayecto pasamos entre las bateas de mejillones y alguna otra que se dedica al cultivo de ostras. Pasados unos minutos, el catamarán de la compañía de la competencia nos pasa como si nada, y eso que salió quince minutos más tarde.
Ya se ve a dónde me dirijo en el día de hoy. La primera foto es de Ons, bastante lejos, y la siguiente es la de su pequeña isla vecina, Onza.
Llegando al puerto y antes de atracar le quito una foto de las orillas del a isla a cada lado. Primero el lado derecho con la playa de Melide y después la izquierda con la playa de Area dos Cans. En ésta destaca la sepultura antropomorfa Laxe do Crego, a la cual se puede acceder con marea baja. Poco ventosa, de aguas tranquilas y cristalinas es una playa paradisíaca.
Tan pronto como bajo al puerto le saco una foto al espigón y acto seguido lo primero que hago en la isla es pedir un plano para comenzar mi caminata.
Tras la primera cuesta entre las casas y los bares y restaurantes me encuentro con la moderna iglesia de Ons, de San Xoaquiño.
En estos momentos me encuentro haciendo la ruta sur, de 6,2 kilómetros y de dos horas y media, aproximadamente. Es una ruta muy completa porque recorre la mitad sur de la isla desde las suaves playas que miran a la Ría hasta los abruptos acantilados de la cara oeste sin olvidar las hermosas vistas desde el mirador de Fedorentos. Paso por el pueblo con unas viejas casas en ruinas y otras más adelante completamente reformadas. También algún hórreo que nos recuerda que estamos en la Galicia rural que tanto me gusta.
Paso por la playa do Canexol, de 150 metros de longitud y un grado de ocupación bajo, con arena blanca y un oleaje moderado. La siguiente foto es de un carro de bueyes un poco roto pero que aún así no pierde su encanto.
Siguiendo en la ruta veo de nuevo la isla de Onza y poco antes del mirador de Fedorentos paso junto al campamento juvenil de la isla, que está dirigido por la Xunta.
Según cuenta la leyenda, el Buraco do Inferno es la entrada del infierno y por eso es habitual oir los lamentos de las almas de los que sufren tormento en el fuego eterno por sus pecados. Los lamentos son audibles en tiempo de tempestad cuando el mar penetra por la furna de esta cavidad. Según la leyenda, un toro de cuernos de oro protege esta entrada al mundo de los muertos.
Se trata del pozo más profundo de la provincia de Pontevedra, con 43 metros de caída. La dirección del parque nacional decidió encargar a un equipo de espeleólogos, dirigidos por el director de la Escuela Española de Espeleología, la renovación de las instalaciones para descender a este pozo. Tumbado en el suelo, con los brazos extendidos, intento quitar lo máximo posible del buraco pero como se puede ver en las fotos la oscuridad no deja ver mucho.
La entrada de este agujero por el mar lo podemos observar desde un cercano observatorio ornitológico muy próximo. Hay 24 cuevas de este tipo en la isla de Ons llamadas aquí furnas. Se originan cuando el mar encuentra fisuras o fracturas desde las que va excavando pequeñas cavidades entre el granito.
Al lado de la grieta se encuentra una cruz en memoria de un guardamarina que falleció al resbalar y caer dentro del buraco. La zona está ahora protegida y es muy visitada.
De nuevo en la bifurcación y continuando la ruta bordeo roda la parte occidental de la isla por los lugares de O Vixía y A Freitosa, para llegar a continuación a la ensenada de Caniveliñas.
Aquí cojo el desvío para la próxima ruta que es la del Faro, de 4 kilómetros y desde mi punto de vista la más fea de todas las que hago hoy.
Desde esta ruta podemos disfrutar de espléndidas vistas de las rías cercanas hasta llegar, en la parte más alta, a unas cuentas casas diseminadas que nos avisan de que hemos llegado al barrio del Cucorno, desde donde podemos ver ya la torre del Faro de Ons, inaugurado en 1865 y que sufrió varias modificaciones a lo largo de su historia hasta llegar al actual edificio, de 1926. Es un faro vivienda con pista de aterrizaje para helicópteros y actualmente no es posible, salvo autorización expresa, acceder al recinto del mismo.
En sus inmediaciones, se han instalado unos radares -también los hay en Sálvora- para luchar contra el narcotráfico y también para reforzar la vigilancia contra el furtivismo, el control de vertidos y, especialmente, la seguridad marítima alertando de cualquier tipo de emergencia.
Después de la ruta del Faro enlazo con la ruta norte. Son 8,1 kilómetros (ida y vuelta). Es la más larga y recorre toda la parte norte de la isla. El camino discurre por el borde occidental, donde domina el paisaje atlántico. Las fotos son de la ensenada de Bastán de Val.
Desde el Alto da Cerrada, de 106 metros, quito una foto hacia el sur donde se ve la forma casi de meseta de la isla con el faro al fondo. Y girándome hacia el norte la última punta de la isla es Punta do Centolo, con la ensenada da Pociña a la izquierda.
Ahora intento quitar tres fotos en una a la zona costera que tengo justo enfrente, y que empezando por la izquierda tenemos la zona de San Vicente do Mar, con la playa de A Barrosa, la playa de Area da Cruz, que es la que está en la parte más baja, la playa de O Raeiro, la más cercana a La Lanzada y A Lanzada, que es inconfundible.
Llego a la playa de Melide, la más hermosa y cautivadora de la isla, con arenas limpias y aguas cristalinas. En ella se puede practicar el nudismo disfrutando de la tranquilidad y libertad de una zona paradisíaca. Es una de las primeras, junto con Cíes, donde se practicó el nudismo en Galicia.
Después de la Punta do Centolo tengo que volver unos metros sobre mis pasos para coger el tramo que me falta de la ruta norte. Vuelvo a fotografiar la isla desde lo alto de la punta.
Otra vez de vuelta en el pueblo, ya que he terminado la ruta norte y me dispongo a empezar la Ruta do Castelo. Es la más pequeña, con 1,1 kilómetros y empieza en la playa Das Dornas ya que se pueden ver algunos de estos barcos de pesca, con vela trincada y casco de ingladillo.
La siguiente parada es el muell desde A Punta do Castelo.
Enseguida llego al Mirador do Castelo, una antigua fortificación de carácter defensivo que hoy en día está en ruinas. Ofrece unas hermosas vistas de toda la costa oriental de la isla y de la ría de Pontevedra.
Después tomando a la derecha nos adentramos en un pequeño bosque de sauces que alberga la fuente do Castelo. Desde el mirador hago una panorámica de la costa oriental, hasta la playa de Melide. Si os fijáis bien, en la foro de arriba se ve un grupo de cormoranes y gaviotas. Enseguida cambio el objetivo de la cámara, pongo el grande y les quito una foto de cerca.
En el paseo de hoy me crucé con bastantes lagartos arnales pero no me daba tiempo a sacarles una foto. En esta ocasión vi uno pequeño y pude hacérsela antes de que se escapase.
Ya en el pueblo, un grupo de hippies que se dedican a vender cosas de artesanía y al mismo tiempo amenizan un rato tocando alguna canción típìca gallega.
Mientras espero por el barco de regreso me tomo una cervecita en el bar y bajo a la Playa de Area dos Cans, que a primera hora estaba casi vacía y que ahora, como se puede ver, ya no.
También visito el centro de interpretación de la isla de Ons pero no se pueden tomar fotos en el interior, por eso solo hago una en su patio interior de una dorna típica de esta zona.
El centro de interpretación de Ons está situado en las antiguas escuelas de la isla, con unas instalaciones reformadas y restauradas para dar cabida a un lugar donde el visitante, pero también el vecino o el investigador, pueda comprender la historia de la isla, su importancia en la protección ambiental y un lugar de referencia etnográfico.
Es la hora de regreso a casa y me despido de la isla de Ons con una foto del muelle y una vista del pueblo sacada desde el barco.
Ya en la travesía que me lleva al puerto de Bueu, dejo a mi derecha la costa de Cabo Udra y Cabo Home y a la izquierda Sanxenxo, que desde aquí parece una ciudad por la cantidad de edificios que tiene.
Las playas de Tuia (izquierda) y Mourisca (derecha) en Cabo Udra son las que veo a continuación antes de llegar al puerto de Bueu tras una travesía de 45 minutos.