Hoy nos vamos a ir de ruta por los ríos y montes de Mondariz, donde podemos encontrarnos preciosas playas fluviales, paisajes para recordar siempre e incluso alguna leyenda. Una de las primeras fotos que hago es a una tela de araña que me parece muy llamativa.
En diversos lugares del río,debido a la dificultad que entrañaba la construcción de puentes en lugares de difícil acceso, se habilitaron diversos «pasos» o «poldras» sobre el río en forma de piedras intercaladas y dispuestas a una distancia entre ellas que hicieran que fuese posible el paso entre unas y otras con el fin de alcanzar la otra orilla. También eran utilizados para la pesca, que antaño era uno de los motores alimentarios de toda la cuenca del Tea. Peces como la lamprea, la trucha o el salmón eran un alimento básico para la población del entorno. Sobre la antigüedad de los pasos, incluso hay quien asegura que tienen pasado romano.
Debido a las lluvias de los últimos días el río lleva un nivel bastante alto de agua lo que me obliga a descalzarme y cruzar lo pasos de esta manera. Los pasos se rodean de naturaleza y junto a ellos existe un molino de agua, el Muiño de Tantín, que forma un bonito conjunto en uno de los ríos más «históricos» de las comarcas vecinas.
Desde los mismos pasos quito la primera foto al río que a esta hora de la mañana aún tiene una ligera neblina. Acto seguido cojo la senda del río hacia el puente de Cernadela, con unas magníficas vistas del río.
Los paisajes, con las sombras de los árboles dibujándose en el agua, son una maravilla que durante mi paseo de esta mañana serán una de las cosas más fotografiadas. Siempre atento a la vegetación y al río sigo bajando su curso en dirección a la playa de Río Frío.
Me encuentro con el puente de Cernadela sobre el río Tea, que procede de la época romana y fue reformado en el siglo XV y posteriormente en numerosas ocasiones. Por sus 70 metros de longitud pasaba una importante vía romana, la XVIII del itinerario de Antonino Pío. Consta de cinco arcos de estilo ojival, salvo el central, que es de medio punto. Comunica el barrio de Cernadela (Ríofrío) con el de Ceo (Mondariz).
El puente está rodeado de leyendas y rituales cuya procedencia se pierde en el tiempo. Hay una costumbre muy curiosa y es que cuando una mujer está embarazada, acude a la mitad del puente donde hay un pequeño agujero en la barandilla. Allí hay una lata con una cuerda que se echa al agua y con el agua que se recoge se bautiza al futuro bebé. La primera persona que pase por el puente a continuación será su padrino o madrina y el encargado de elegir el nombre. Yo, a decir verdad, encontré la piedra con el agujero pero no había ni rastro de la lata de la leyenda.
Unos metros más abajo del puente de Cernadela me encuentro con otro más moderno, de hierro pero que respeta a mi entender la naturaleza que lo rodea, distorsionando poco la zona.
A continuación llegamos a otro puente que nos lleva hasta la playa fluvil de Mondariz, de arena fina y de aguas tranquilas ya que está emplazada en una zona del cauce realmente privilegiada, sin remolinos ni corrientes.
En esta zona, hay además servicio de cafetería y también instalaciones de carácter deportivo ya que hay pistas acondicionadas para la práctica de diferentes deportes como el fútbol o el tenis.
Fotografío unas marcas en el puente para medir la altura del agua en las crecidas y seguidamente la playa fluvial de Río Frío, a la que tantas veces vine con la familia cuando los niños eran pequeños y a jugar al parque infantil que había aquí hace unos cuantos años.
De vuelta al paseo, podemos contemplar la numerosa flora autóctona que se encuentra a ambos lados y entre la que destacan robles y sauces cenicientos, en su mayoría de más de veinte años.
La playa fluvial es un destino que por sí solo ya cuenta con un especial atractivo. Es en este punto donde se puede encontrar toda la información necesaria distribuida en varios paneles para realizar cualquiera de los recorridos. Al mismo tiempo, una visita permite descubrir la belleza de la zona, con gran afluencia durante el verano y los días de calor.
Bajo estas líneas, una de las llaves para abrir las esclusas de la presa que forma la playa fluvial. A lo largo del camino una de las características más destacables es, sin duda, el estado del agua. Lo que más llama la atención del Tea es la limpieza y pureza de su arroyo, que contrarresta con el estado de otros afluentes cercanos como el Louro, por ejemplo.
Los paneles informativos que nos encontramos a lo largo del camino están adornados con figuras de algunas de las especies que se pueden encontrar en la orilla del río. Algunos están muy logrados aunque yo poco de lo que pone en ellos me encontré.
Cruzando por un puente de piedra (Pontillón da Poeira) me decido a dar la vuelta pues ya me es un poco tarde para el recorrido que voy a hacer hoy. Sigo ahora por la otra orilla quitando fotos a los bonitos paisajes que muestra el río.
Así, ya de vuelta por la otra orilla llego a la playa fluvial de Cernadela, que está muy cerca del núcleo urbano de Mondariz y es un lugar perfecto para disfrutar de la naturaleza, el sol y el agua.
Muy cerca hay un molino que aconsejo visitar. Se llama Muiño do Cubo y cuenta con unas características adaptadas al cauce de un río de caudal medio. Tiene un pequeño salto situado donde se desvía el agua para hacer girar la muela del molino.
Encuentro otra playa fluvial, con una preciosa zona de baño. Tiene mesas con bancos para comer y es una buena zona para empezar a practicar descenso con kayak.
De repente algo llama mi atención y veo ¡una nutria! aunque fue tan rápida que no me dio tiempo a sacarle una foto. Entonces decido poner el objetivo grande y voy atento por si la vuelvo a ver pero ni rastro. Mientras, me entretengo sacando alguna foto de los pájaros de la zona como el martín pescador y la poupa o abubilla (en la foto).
Hago otra a un pájaro que no sé clasificar y en la siguiente pulgas de río que así es como les llamo yo aunque ne realidad son chinches supra-acuáticos que caminan sobre el agua. Mantengo el objetivo grande pero la nutria sigue sin aparecer.
De nuevo me encuentro con otra zona de baño, esta vez conformada por piedras o seixos.
Aprovecho para hacerme una foto más en automático cruzando un arroyo que va bastante lleno.
Fueron 3 horas y 15 minutos y quiero decir que es una ruta muy recomendable incluso en días de mucho calor ya que siempre va por zonas sombrías y además tiene lugares muy buenos en los que aprovechar para hacer un descanso y darse un baño.
Después del paseo matutino me dirijo hacia Barciademera para ver su popular rectoral pero cuando paso por Lougares su iglesia llama mi atención y me detengo un momento para conocerla un poco. Está dedicada a San Fiz y su construcción data del siglo XVIII pero esta es la única referencia que encuentro en internet. No es que sea yo demasiado religioso pero tengo que reconocer que me llaman la atención tanto las iglesias como los edificios de los ayuntamientos y siempre que voy a algún sitio acabo fotografiándolos.
El suelo exterior desde la entrada del jardín hasta la de la iglesia está formado por lápidas de piedra antiguas intercaladas con piedras normales. En el jardín me encuentro con esta peculiar piedra adornada con una calavera y dos huesos al estilo de una bandera pirata.
Después llego a Barciademera, cuya iglesia de San Martiño constituye uno de los singulares ejemplos de la arquitectura barroca en Galicia. La casa rectoral, a su lado, es una de las construcciones más atractivas y sorprendentes que pueden encontrarse en la provincia y es única en la comunidad.
La remata un «atlante» que es un aborigen de América, una réplica del gigante de la mitología helénica que, como penitencia por su derrota, fue condenado por Zeus a sostener el firmamento sobre sus hombros.