La conselleria de Economía e Industria, María Jesús Lorenzana, se ha reunido este martes con el comité de empresa de la antigua filial del auxiliar automovilístico Faurecia en O Porriño, denominada en la actualidad Madera Fiber, para trasladarles el trabajo que está realizando la Xunta para dar «viabilidad» a la empresa.
En el encuentro también han estado presentes la directora del Instituto Galego de Promoción Económica (Igape), Covadonga Toca; el alcalde de la localidad, Alejandro Lorenzo, y el administración concursal.
Durante el mismo, Lorenzana ha dicho que dentro del proceso de búsqueda de empresas que puedan hacerse cargo de la actividad de la fábrica, desde el Igape se le envió documentación y propuestas a un total de 13 firmas de ámbitos como la automoción, el sector funerario o en naval, entre otros. Hasta la fecha, la mitad mostraron su negativa, mientras que el resto está valorando la propuesta.
Por su parte, el administrador concursal ha aprovechado para explicar los siguientes pasos que se van a dar en caso de no encontrar una empresa que quiera facilitar la continuidad de la planta. Así, se procedería a la liquidación, en la que se podría activar la búsqueda de un comprador industrial para los activos físicos, como son la nave y la maquinaria.
La situación, según explicaron los trabajadores, viene dada después de que en julio de 2021 Faurecia comunicó a los empleados la venta de la unidad productiva al grupo Callista Private Equity, tratándose de un fondo buitre alemán.
En enero de 2022 esta compañía tomó el control de la planta de O Porriño tras el pago de un euro, pese a que Faurecia además inyectó capital por valor de tres millones, según denuncian los empleados.
En ese momento, los responsables del comprador se reunieron con el comité informando de que traían un plan industrial para dar viabilidad a las instalaciones. «La realidad que pudimos comprobar fue que nunca tuvieron un plan industrial, ni invirtieron nada para tenerlo, sino todo lo contrario, se dedicaron a descapitalizar la planta, llegando incluso a vender los terrenos en julio de 2022 por un precio muy inferior al valor de mercado de 2,4 millones», criticó el presidente del comité de empresa, Leonardo Suárez.
«En febrero de 2023 el fondo buitre alemán, siguiendo su modus operandi habitual, abandona la antigua planta de Faurecia cediendo los activos por 3.600 euros a una empresa rumana gestionada por Rüdiger Wisser, personaje que se define a sí mismo como ‘el enterrador», añadió el presidente del comité. Según él, el nuevo propietario dejó claro que pretendía buscar un nuevo comprador o cerrar la planta y, el pasado mes de septiembre, presentó el concurso de acreedores.