Vigo concluyó el año 2022 el mercado inmobiliario con una situación similar a la experimentada en los meses anteriores. La variación de precios fue mínima, pero sí se registró una pequeña tendencia al alza en comparación con el año 2021.
De este modo, el precio medio de la vivienda se sitúa en torno a los 2.000 euros por metro cuadrado para venta, mientras que en régimen de alquiler la tarifa a pagar son unos 10 euros por metro cuadrado.
Esto dificulta de manera importante el acceso a la vivienda a las rentas medias y bajas. Además, hay que tener en cuenta que la mayoría de ayudas de emergencia aprobadas por el Concello van destinadas a pagar el alquiler de los solicitantes.
¿Qué situación cabe esperar para el presente 2023?
De cara a un 2023 que ya está en marcha, los expertos apuntan a dos tendencias que pueden ser complementarias. En un primer momento los precios van a continuar subiendo, tanto en venta como en alquiler, aunque es más potente esta subida en el alquiler.
La compraventa, apuntan los expertos, va a estabilizarse, pero con esta tendencia al alza que se explica por la poca oferta y alta demanda existente. Únicamente puede corregirse un poco a la baja el precio de los inmuebles con mala ubicación o que lleven tiempo ya estacados.
Esta es la previsión para los futuros meses, pero de cara a un periodo más largo, es probable que haya un descenso en el coste de la vivienda. La explicación hay que buscarla en la subida de tipos del BCE y el incremento del Euríbor.
Preocupación por la dificultad para el acceso a la vivienda entre la población más joven
Una de las grandes preocupaciones en el sector inmobiliario gallego es la tremenda dificultad que tienen los jóvenes para acceder a la vivienda. Importantes actores de esta industria apuestan por facilitar ese proceso a través de herramientas como los fondos Next Generation.
A su vez, permanecen muy atentos a la redacción de la Nueva Ley Estatal de Vivienda, que aún no ha sido aprobada de manera definitiva. Junto a este problema también inquieta en el sector el encarecimiento de las materias primas y la escasez de materiales básicos para la rehabilitación de viviendas.
Diciembre 2022: precios más bajos que en noviembre pero más altos que un año antes
Vigo cerró 2022 con un precio medio del metro cuadrado situado en los 2.081 euros. Esta cifra es ligeramente inferior a la de noviembre, un 0,7%, pero es un 4,2% más alta que en diciembre 2021. El precio máximo registrado en la ciudad se alcanzó en 2010, durante el mes de febrero. En ese momento, el coste del metro cuadrado era de 2.431 euros.
Por territorios, la zona más económica es el distrito Valadares-Beade, con un coste por metro cuadrado de 1.158 euros. Esta área difiere completamente en cuanto a precios de Alcabre y Navia, donde el metro cuadrado está a 2.252 euros. En la horquilla de precios más alto aparecen Centro-Arenal, Plaza de España–Corte Inglés y Casco Vello, todos ellos por encima de los 2.500 euros el metro cuadrado.
Tendencia global para el mercado inmobiliario en Galicia
Si pasamos de Vigo a Galicia, las grandes líneas que marcarán el mercado inmobiliario son dos: nuevas promociones de obra nueva adaptadas necesariamente a la realidad económica de las familias y dominio absoluto de la vivienda de segunda mano, en especial para el mercado del alquiler y la vivienda vacacional.
El mercado de segunda mano se impone en más de un 78% a las de obra nueva como consecuencia de la reducción del stock del sector inmobiliario y ante la inseguridad jurídica que plantean los planes generales en grandes núcleos de población.
En el caso de Vigo, sin ir más lejos, no se espera la aprobación del plan general hasta dentro de al menos un año. En este sentido, muchas familias o particulares que desean conocer qué precio tiene su vivienda en el mercado, bien para planificar decisiones futuras o directamente ponerla en venta, acuden a tasaciones de viviendas en Vigo de la mano de Valoralo.
Con respecto al formato de viviendas, el más demandado es el de un inmueble con dos o tres dormitorios y plaza de garaje, tanto en propiedad como en arrendamiento. En este punto, conviene no olvidar que la vivienda sigue siendo una inversión segura, un bien refugio que asegura más rentabilidad que los productos financieros y la renta fija.
Para finalizar, volviendo a Vigo, la ciudad lleva tiempo con una demanda latente de vivienda que, tras el Covid-19, se ha trasladado a poblaciones vecinas como Nigrán, Baiona o Gondomar, que se han beneficiado del crecimiento poblacional. El futuro plan general en Vigo actuará como reactivador del mercado.