En dos ocasiones eludió responder a la pregunta. ¿La llegada del nuevo modelo supone un aumento de la plantilla? La cuestión es capital para miles de familias viguesas y parece fácil de responder con un “sí” o un “no”, aunque en la cúspide del Grupo PSA Peugeot-Citroën no opinen lo mismo.
Vigo recibió este miércoles un excelente anuncio, no solo por lo que supone para los miles de empleos directos que genera la planta viguesa de la multinacional automovilística, sino también por los puestos de trabajo que supone para las auxiliares. A día de hoy, probablemente existan muy pocas empresas de la ciudad (y del resto de Galicia) que puedan garantizar carga de trabajo para la próxima década.
Rodeados de cámaras y periodistas, el presidente Alberto Núñez Feijóo presentó ante los medios a Tavares. Tras disculparse por su mal “portuñol”, se dirigió a todos los asistentes en francés y anunció la noticia más esperada para Vigo: trabajo hasta 2026 y una inversión de 640 millones, ni más menos.
Pero la cuestión va más allá, sobre todo después de los esfuerzos realizados por la plantilla de la factoría de Balaídos en los últimos años, y la pregunta era inevitable. Solo hubo ocasión de realizar tres preguntas al máximo responsable mundial de PSA y en dos de ellas se insistió en la forma en que la construcción del nuevo vehículo afectaría a un posible aumento de los puestos de trabajo.
No hubo suerte ni en una ni en otra. Tavares insistió en la “modernización” de la fábrica, la “reducción de costes”, el “talento” que existe en Vigo, la “experiencia”, conocimiento, la “mejoría de los flujos”… pero ni una sola aclaración sobre los puestos de trabajo que generará el nuevo modelo.
La pregunta -sin respuesta- también se la hacen los sindicatos, las familias que viven desde hace décadas gracias a los vehículos que salen de la planta de Balaídos y cientos de trabajadores que han hecho un gran esfuerzo para conseguir que la planta sea lo suficientemente “rentable” para conseguir la K9 o el nuevo proyecto en marcha. Sin duda, todos ellos hubiesen agradecido un mensaje optimista sobre esta cuestión.
“Pueden preguntarme lo que quieran que yo responderé lo que me dé la gana”, decía siempre un compañero de facultad antes de cada examen tirando del tópico popularmente extendido. Por supuesto, suspendía muy a menudo. Esperemos que no sea el caso de Tavares y ese nuevo modelo genere miles de empleos. Por el futuro de Vigo… y de su grupo.
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