Inspección de Trabajo ha considerado como «despido tácito» la actuación del auxiliar del naval Soling Inslataciones, al no comunicarse con sus empleados, no proporcionarles trabajo efectivo ni abonarles el salario.
Así lo señala en su informe, después de que la plantilla de la compañía, formada por más de 70 personas, acudiese a este organismo dependiente del Ministerio de Trabajo y Economía Social ante la situación que viven tras la venta de la empresa.
En sus conclusiones, Inspección considera que el empresario «ni cumple con los requisitos formales legalmente exigidos, ni manifiesta, de forma expresa y clara, su voluntad de poner fin a la relación laboral», aunque «podría deducirse de su comportamiento».
Esto debido a la «falta de ocupación efectiva y de retribución» para sus trabajadores y al «cierre o desaparición de la empresa», ya que «ha roto la comunicación con los trabajadores» y delega en una tercera compañía dicha comunicación, «que sí responde a las llamadas de la Inspección de Trabajo, pero no a los trabajadores ni a sus representantes», según el informe, al que ha tenido acceso Europa Press.
Tal como informaron fuentes sindicales, todo se remonta a principios de febrero, cuando el nuevo dueño envió a los empleados para casa con un permiso retribuido y sin das más explicaciones sobre su futura actividad. El objetivo era dar tiempo a la nueva dirección para organizar la empresa.
Este permiso terminaba el lunes 26 de febrero, por lo que el domingo anterior, los tres delegados sindicales de la empresa, todos ellos de la CIG, recibieron un mensaje de WhatsApp en el que se les informaba de la intención de comenzar un ERE extintivo y que, para más información, llamasen a un número de teléfono de un despacho de abogados que aparecía en dicho mensaje.
En concreto, la notificación indicaba que debido a la situación actual de la empresa, la dirección se había visto obligada a iniciar los trámites de un ERE. «Lamentamos profundamente las molestias que esta situación pueda ocasionarles y agradecemos su comprensión y colaboración durante este proceso», añadía, asegurando que el objetivo era reestructurar la empresa y «minimizar en la medida de lo posible el impacto» de esta medida.
Al no tener información por los cauces oficiales y solo por WhatsApp, los trabajadores continuaron acudiendo a sus puestos de trabajo durante días, encontrándose la empresa cerrada. Además, denunciaron la situación a Inspección de Trabajo. Ahora, esta entidad ha reconocido el «despido tácito», por lo que ya no tienen que acudir a las instalaciones cada día.
Fuentes sindicales han indicado que en la actualidad siguen sin comunicación oficial por parte de la empresa, aunque han asegurado que algunos compañeros han recibido correos solicitando datos de otros empleados. Por todo ello, pretenden iniciar una demanda de despido improcedente, para reclamar las cantidades que le corresponden.