En un contexto como el actual, marcado por una crisis económica sin precedentes, la educación financiera se ha erigido como uno de los pilares fundamentales para poder mantener unas finanzas personales sólidas. Sin estos conocimientos, la mayoría de familias están condenadas al endeudamiento, lo que puede poner en riesgo su viabilidad financiera.
Uno de los elementos básicos de la educación financiera es el ahorro y la inversión. Con los tipos de interés por los suelos, muchas personas están dispuestas a explorar nuevos modelos bancarios para rentabilizar su capital. Así se desprende, al menos, de la última encuesta de Raisin sobre ahorro e inversión, que indica que hasta el 91% de los encuestados estaría dispuesto a mover sus ahorros fuera de España, y el 72% estaría dispuestos a abrir depósitos online.
De la encuesta realizada por Raisin se desprende además que, a pesar de que la mayoría de los españoles encuestados están realmente interesados en optimizar sus ahorros y llevar a cabo una planificación financiera, consideran, en su gran mayoría, estar poco informados y disponer de un escaso conocimiento de las herramientas adecuadas para conseguir este objetivo.
En general, la mayor parte de los encuestados están realmente comprometidos con la planificación financiera y quieren optimizar sus ahorros, pero están poco informados y sienten que desconocen cuáles son las herramientas adecuadas para dar los siguientes pasos y tomar las decisiones correctas.
Los ahorradores están dispuestos a mejorar sus competencias financieras
A pesar de esta falta de cultura financiera, la mayor parte de los ahorradores se muestran predispuestos a mejorar su formación financiera, hasta el punto de que casi ocho de cada diez encuestados en España muestra interés por expandir su conocimiento en finanzas personales.
La crisis del coronavirus ha acentuado esta necesidad, especialmente en aquellas familias que han atravesado dificultades económicas sin saber cómo afrontarlas. En estos casos, la educación financiera es crucial: cuanto mayor sea esta, mejor se podrán afrontar los diferentes retos de la economía familiar.
De hecho, según la OCDE, la falta de educación financiera hace a las familias más proclives al endeudamiento y a la posterior quiebra y, además, puede hacer que tomemos decisiones equivocadas.
Cómo empezar: así se mejoran las competencias financieras
La educación financiera, como cualquier otra habilidad o competencia que queramos desarrollar, se cultiva con la práctica y la creación de hábitos. Lo mejor es comenzar desde la infancia, pero si ya te encuentras en una edad más avanzada, todavía estás a tiempo de poner en práctica algunos hábitos que permitan mejorar tus competencias financieras.
El más importante de todos es ahorrar a principio de mes, justo cuando llegue la nómina, y si puede ser de forma automática, mucho mejor. No se debe esperar a final de mes para hacerlo o, con toda seguridad, no se alcanzarán las metas propuestas.
Fijar objetivos de ahorro, como la compra de un coche o de una moto, determinando la cantidad que corresponda para cada meta y estableciendo el plazo para alcanzarlo también es una buena fórmula para mejorar las finanzas personales.
La Capacidad de ahorro también puede mejorar muchísimo si se ponen en práctica los llamados retos de ahorro, como el reto de las 52 semanas, mediante el cual se ahorra un euro semanal más que la semana anterior. A fin de año, el ahorro es más que considerable.
Y si ahorrar es importante, más aún lo es invertir. Con el fin de evitar la pérdida de poder adquisitivo provocada por la inflación, se deben rentabilizar los ahorros y no dejarlos parados en una cuenta corriente. No hay que dudar en invertir en productos financieros que se ajusten a tu perfil, siempre y cuando no se necesite este dinero a corto plazo.
Por último, hay que ser constante. Es importante tener constancia y ahorrar de manera regular. Los resultados no serán palpables de un día para otro pero sí a medio y largo plazo.