Alrededor de medio millar de trabajadores -según cálculos de la organización- recorrieron las calles de Vigo este jueves por la mañana en respuesta a la convocatoria de la CUT, para denunciar “la grave situación de vulnerabilidad económica que están padeciendo las personas trabajadoras de la automoción”, según explica el sindicato.
Las principales reclamaciones de la organización de la protesta, que se convocaba sin siglas ni banderas, pasan por que los trabajadores de Stellantis Vigo puedan tener una previsión de carga de trabajo con antelación, para que se puedan organizar y complementar la nómina si lo necesitan, “pero teñen a xente ao límite pendente do teléfono ata o último día”, lamenta Vitor Mariño, responsable da CUT en Stellantis.
Además, reclaman también una mayor “responsabilidad social” al grupo automovilístico, que está utilizando los ERTE como mecanismos de flexibilidad, cuando son herramientas para emplear en casos extremos, según indican. “Están descargando sobre o salario dos traballadores e sobre o erario público a falta de compoñentes”, asegura Mariño, para quien esta circunstancia deriva da vulnerabilidade do sistema just in time “que fai que a fábrica teña que parar no caso de folgas ou avarías, porque non hai stock”, indica.
La marcha de protesta salió a las 10.30 horas de la Praza de América y concluyó frente a la factoría de Balaídos, donde un trabajador leyó un manifiesto en el que se alertaba de que “Stellantis condena a una gran parte de nuestra comarca a tener que sobrevivir con salarios miserables y a estar pendientes del teléfono, para saber si trabajamos o no, para saber si comemos o no. No avisando con los 5 días e incumpliendo la legalidad”.
En el manifiesto se puso el énfasis en las personas con los contratos más precarios, los eventuales o ETT, por ser quienes más están sufriendo las consecuencias de las paradas. “Para ellas no existen mecanismos de protección, quedando fuera de la mayoría de los ERTE firmados en el sector. Día que no trabajan, día que no cobran”.
Desde la CUT se mostraron satisfechos con el resultado de la convocatoria con la que quisieron dejar claro que “las víctimas somos nosotros, no la empresa, que el año pasado ganó un 179% más” y reclamaron que se corten las subvenciones si no hay un compromiso para acabar con la precariedad.