Que Vigo es la ciudad por excelencia de la pesca de toda Galicia es más que conocido. La importancia de su puerto, siendo uno de los mayores del mundo, se viene a refrendar precisamente estos días con la celebración de la 25 edición de Conxemar, lo que da buena muestra del ‘músculo’ que tiene a nivel internacional.
Pero a su lonja, donde día tras día se puede vivir el impresionante proceso de la descarga de pescado fresco hasta la venta y subasta de los productos del mar, se suma también la importancia de toda la Ría y la propia costa: desde los astilleros hasta los pequeños puertos del litoral marítimo -como A Guía o Canido-, o, incluso, los puntos de encuentro -como el espigón del Náutico, el paseo de Bouzas o el propio puerto del Berbés-, donde los pescadores más tradicionales -y también aficionados- se afanan en ‘echar la caña’ para relajarse pero, también, para intentar llevarse algo para casa.
Pero esta imagen actual de la pesca en la ciudad y en esos pequeños puertos pesqueros dista mucho de la que, estos días, está recorriendo las redes sociales.
Y es que se está difundiendo como la pólvora un vídeo de la filmoteca española que forma parte del NO-DO (1942-1975) en el que se vislumbra cómo era la pesca en Vigo hace años y cuando, incluso, no existía la saturación urbanística que la ciudad tiene en la actualidad.
Con una imagen en blanco y negro y completamente nostálgica del Vigo antiguo, en el documental -que data de los años 1960- se muestra la riqueza marisquera del puerto de Canido así como el esplendor de su playa, su paseo, su costa e, incluso al fondo, la isla de Toralla totalmente virgen.
Así, un pescador se prepara para salir a faenar mientras la locución del vídeo va relatando las artes de la pesca a emplear además de las capturas que pretende. Nécoras o ‘andaricas’, «una variedad marisquera muy apreciada» -como matiza la voz-, es lo que el afamado pescador del antiguo Canido sale a pescar.
Con un tono que por momentos llega a ser jocoso pero, sin duda, muy ilustrativo y explicativo, muestra el cebo y las artes que se empleaban en aquella época describiendo, además, que se tiene que adentrar en el interior de la ría para encontrar las nécoras. «No suelen estar alejadas de la costa», dice mientras el hombre navega en una pequeña embarcación aguas adentro.
Y aunque en la época en la que se rodó este documental califican al puerto de Canido de «puertecillo», ya reconocen la grandeza que la pesca de Vigo tenía en aquellos tiempos y que, en esto no hay cambios, se mantiene a día de hoy.
«En toda esta cosa la riqueza que proporciona la captura de moluscos y crustáceos atiende al consumo nacional pero también a la exportación porque son muy apreciados al otro lado de nuestras fronteras», se señala en la locución ya avanzando lo que supone para la ciudad el sector marisquero y pesquero.
La isla de Toralla, virgen
Sin embargo, una de las diferencias más grandes que se contempla con respecto a la imagen actual de la ciudad, es la saturación urbanística.
Y es que en la proyección se puede vislumbrar la grandeza de la isla de Toralla, con una imagen muy distinta a la que se conoce a día de hoy.
Sin la torre actual, sin el puente que la conecta con la playa de O Vao y destacando por tener una superficie completamente libre y natural que mudó por completo con el inicio de su urbanización allá por el año 1965, con lo que la grabación de este documental sobre la riqueza pesquera de Canido tuvo que hacerse poco antes de esta fecha.
Y al igual que se ve el paseo marítimo de Canido, con las antiguas casas tradicionales pesqueras y no con los edificios que existen actualmente y que se están construyendo a día de hoy.
Con todo, la isla de Toralla así como la masificación urbanística de esta zona de la ciudad olívica también está siendo estos días motivo de controversia y concentraciones vecinales.
En el caso de la isla -con acceso restringido desde esa época para sus residentes-, este mismo sábado está prevista una pintoresca manifestación para «reconquistar» el archipiélago «por mar» y reclamar, así, que el espacio natural vuelva a ser público.
Mientras, los vecinos de Canido también llevan meses ‘en pie de guerra’ por la «repentina» enfermedad que tienen los árboles del paseo y que, curiosamente, coincide con la construcción de las nuevas promociones de apartamentos en la zona.