La Zona Franca de Vigo ya tiene nueva sede. Un edificio histórico de la ciudad, la Casa de Fernando Carreras construida con proyecto del arquitecto Manuel de Uceda en la segunda mitad del siglo XIX, se convierte desde este martes en el nuevo hogar del consorcio. Su interior ha sido remodelado a fondo para modernizar un inmueble poco práctico debido al paso de los años. En su exterior, también luce ahora una escultura de Andrés Conde.
Salas amplias y luminosas, respeto por el patrimonio que ya existía y funcionalidad en las nuevas estancias son las características principales. Pero el elemento que sorprendió a los propios arquitectos es un pozo que se encontraba oculto desde hace décadas. Figuraba en los planos sí, pero había sido tapado y ya nadie recordaba su emplazamiento.
Y es que en el acto de puesta en servicio se descubrieron los secretos del edificio, que se han puesto en valor tras la reforma, el más llamativo este pozo subterráneo, con una escalera de piedra de acceso, que ahora se podrá admirar al instalar un cristal e iluminación.
Los técnicos de la reforma estiman, tras el análisis de los planos, que el pozo se construyó a la vez que la casa particular inicial y que, en la ampliación que se realizó para el Gobierno Militar, quedó oculto. No descartan que luego pudiera utilizarse como almacén de objetos que sus moradores no querían que vieran la luz o incluso como polvorín.
Elementos singulares
Entre los elementos más singulares del edificio está la escalera principal y mármol del suelo, elementos a conservar, así como los arcos de las ventanas, donde se conservan los forjados en sus arcos. La planta baja alberga el salón de actos con un techo de madera que imita las olas del mar en una instalación cuyo objetivo es destacar los arcos de las ventanas y las vidrieras.
En la primera planta, el jardín vertical coronado por un lucernario. La segunda y tercera planta tiene un nuevo tramo de escaleras que termina en una vidriera, original del edificio. Los elementos históricos están perfectamente integrados con la modernidad y funcionalidad de un edificio de oficinas de una administración pública de referencia para la economía y la empresa, con las últimas tecnologías.
Iluminación exterior
Además, el edificio de la sede cuenta con un proyecto de iluminación que destaca su monumentalidad y permitirá al Consorcio de la Zona Franca de Vigo sumarse también a los días internacionales y celebraciones con su apoyo mediante juegos de luces y colores. Se han instalado un total de 20.624 leds. Para la iluminación se ha contado con el fabricante español Grupo MCI, que ha realizado instalaciones en 128 países.
Entre sus trabajos más emblemáticos están el edificio de oficinas «Amandolier Building» de Ginebra, el innovador edificio «The Smile» en Londres, el Teatro de la ópera de Maracay en Venezuela, el Teatro Apolo de Almería, el Palacio de Abu Dabi (UAE), el Edificio de la Mutua Madrileña en Madrid, el Museo de astronomía de La Meca, el Mount Elizabeth Novena Hospital en Singapur, las Murallas Reales de Ceuta, la Galería Polnocna en Varsovia, el Convento de Santa Rosa de Viterbo en Santiago de Querétaro (México), además de numerosos hoteles por todo el mundo.
Colección de arte
Con respecto a la colección de arte de Zona Franca, la Fundación Laxeiro ha realizado el trabajo de catalogación e identificación, de forma que ahora cada obra está acompañada de una ficha con sus datos fundamentales.
Un edificio con mucha historia
La nueva sede de Zona Franca en Areal es un edificio con mucha historia. Su primer propietario fue Fernando Carreras, un empresario que había retornado de Cuba y encargó el proyecto de su casa familiar a Manuel de Uceda, de la Academia de San Fernando de Madrid. La obra se terminó de construir en 1865 y fue un hito en su momento.
Constituyó el primer gran palacete residencial moderno de la época y los vigueses hacían largos paseos para contemplarlo. Inició una serie de edificios indianos en la ciudad, que después continuaron otros, como el porriñés Manuel Rodríguez con el edificio Bonín de la calle Areal con Oporto o José García Barbón con la Escuela de Artes y Oficios.
Sede del Banco de España
Años después el edificio fue adquirido por el Banco de España, que encargó su reforma y modificó la cubierta con un lucernario acristalado, según el proyecto de Eduardo de Adaro, en 1895. Fue en esa etapa cuando se incorporan una serie de buhardillas en el bajo cubierta.
Tras la guerra civil, el edificio pasa a ser sede del Gobierno Militar, que encargó otro proyecto de reforma que modificó de nuevo la cubierta e instaló un frontón como remate superior de la fachada norte. También se hizo una ampliación.
Etapa como Rectorado
En 1989 el edificio pasa a la titularidad del Concello de Vigo, que lo cede a la Universidad de Vigo para su primer Rectorado. La reforma modifica la fachada Este y sustituye el escudo franquista del frontón por el escudo de la ciudad. De esa época son las vidrieras de Laxeiro, instaladas en el hall principal y el paraninfo, que se hicieron en Amsterdam y de una sola pieza. Son obra del artista coruñés Gerardo Porto, que utilizó metacrilato en lugar de encintado de plomo, como era habitual en aquel momento.
Finalmente el Concello recuperó el inmueble al mudarse el Rectorado al campus de Marcosende y lo vendió en 2020 al Consorcio de la Zona Franca. La reforma de la nueva sede de la Zona Franca de Vigo es de los servicios técnicos del Consorcio asesorados por el arquitecto Pedro de la Puente y tuvo un presupuesto de 3,1 millones de euros. El adjudicatario fue una U.T.E. integrada por las empresas Dragados y Prace.