El rey Felipe VI inauguró la Ciudad de la Justicia de Vigo la semana pasada pero la visita fue restringida y apenas se pudieron ver sus instalaciones. Por ello, la Xunta de Galicia ha abierto las puertas de la nueva sede judicial de la ciudad este lunes, día en el que se ha podido apreciar el resultado de la transformación completada en el antiguo Hospital Xeral.
El edificio ha recuperado estética y funcionalidad y solo está a la espera de completar algunos “detalles”. Tal y como explicaba el arquitecto encargado del proyecto de reforma, Alfonso Penela, “la obra está acabada” y únicamente se están cerrando algunos flecos pequeños como sucede al repasar toda obra. Además, se necesita efectuar unas pruebas de aislamiento acústico.
La resolución de estas imperfecciones se acometerá mientras se dan los pasos necesarios para completar el traslado y abandonar los edificios de la calle Lalín. A un ritmo de dos unidades judiciales por semana, se espera iniciar la operación en verano. La fecha exacta dependerá de la licencia de primera ocupación. Ya ha sido solicitada al Concello de Vigo pero la administración local ha requerido “unas pruebas de instalaciones” que serán presentadas “en los próximos días”, según explicó Penela. La mudanza tardará 28 semanas, lo que equivale a seis meses y medio.
En todo caso, los técnicos municipales ya conocen las instalaciones, que han podido visitar recientemente y el arquitecto confía en que el permiso se reciba pronto. “Creo que será ágil”, valoró este lunes. El traslado, que será coordinado por una comisión mixta, comenzará por los juzgados que tienen menos carga de trabajo hacia el público, es decir, las salas de lo contencioso-administrativo y de lo mercantil. Se buscará siempre que el proceso afecte “lo menos posible” a la actividad judicial.
El edificio tiene 21 plantas, incluidos los sótanos, y 16 ascensores: trece en la torre y tres en el anexo. Pueden parecer muchos, pero antes de la reforma había 19 elevadores. Entre las salas más destacadas se encuentran la destinada a ‘macrojuicios’, pensaba para vistas muy numerosas. Es la más grande de Galicia, con 300 metros cuadrados y capacidad para 150 personas. Se trata de una sala polivalente, con las sillas desmontables, que también se utilizará como salón de actos cuando sea necesario.
Otra curiosidad reseñable se halla en la planta 7, donde la antigua capilla se ha reconvertido en lo que será una biblioteca. Se ha mantenido la estructura del espacio, muy reconocible, sobre todo desde el exterior, porque en esta planta también hay una gran terraza.
Además, se ha conservado el antiguo retablo de la capilla y se ha enviado al Obispado. Alfonso Penela se ha guardado pequeños tesoros, como una pequeña cuna del antiguo Xeral, con la idea de crear un pequeño museo histórico.
Pero de este inmueble no solo llama la atención su aspecto interior sino las vistas que ofrece desde la azotea. Desde allí se puede disfrutar de una fantástica panorámica de 360 grados de la ciudad. Desde la ría con el Vigo industrial hasta el Vigo rural.
Una obra compleja
La remodelación del emblemático ‘Pirulí’ estuvo marcada por los problemas e imprevistos, que prolongaron la obras más del doble de lo esperado y que implicaron sobrecostes millonarios. Además de encontrar amianto, detectar fallos estructurales, atravesar una pandemia o sufrir el retraso de materiales, la ejecución se encontró más recientemente con la invasión de Ucrania.
A modo de anécdota, Alfonso Penela reveló este lunes que uno de los envíos que más peligró fue el de unas cortinas ‘antifuegos’ procedentes de Polonia, que solo se fabrican en este país y que “se pararon” debido a la guerra. Pese a todo, finalmente se pudieron colocar.