Si el Concello de Vigo no lo remedia, la ciudad se quedará sin su populosa fiesta de fin de año en la plaza de América, que reunió en las últimas ediciones a más de 10.000 personas. Tal y como avanzó VIGOÉ, la asociación de comerciantes que la organizaba –Aetravi- ha renunciado a repetir de cara al próximo 31 de diciembre por cuestiones económicas y organizativas. Así, todo queda en manos del Ayuntamiento, que todavía no lo tiene claro.
A menos de un mes para la cita, Abel Caballero sigue dudando después de que la gerencia de Aetravi le comunicara la decisión la semana pasada. “Le tenemos que dar una vuelta. Nos generó un imprevisto que tenemos que ver cómo afrontamos”, confesaba estos días en los micrófonos de Radio Vigo.
El alcalde maneja ahora mismo dos opciones, que pasan por apurar las gestiones para montar esta “interesante” celebración en un tiempo casi récord o dejarlo ya para la próxima edición. “Tenemos que ver si la organizamos directamente nosotros o si esperamos al año siguiente a que alguien la realice”, ha explicado el regidor local.
A este respecto, cabe recordar que la plaza de América no acoge una fiesta de Nochevieja desde la que dio inicio a 2020, ya que las dos siguientes se vieron frustradas por la pandemia y la última se tuvo que suspender por un fuerte temporal. Aunque posteriormente Caballero prometió retomar esta cita en primavera, nada más se supo de aquel anuncio. Precisamente estas cancelaciones figuran en el listado de motivos que han provocado la renuncia de Aetravi.
Lo que parece que no cambiaría, en caso de que el Concello de Vigo asumiera la organización de la fiesta de fin de año, es la ubicación. Caballero ha confesado que “la zona en la que se hacía a mí particularmente me gustaba”.
Así pues, habrá que seguir esperando para saber si la Nochevieja regresa a As Travesas, donde se ha recibido al año nuevo durante más de 20 ediciones, desde el cambio de siglo. Allí se repartían uvas de forma gratuita y se montaba un gran espectáculo con orquestas y DJ.
En las últimas ocasiones, su coste rondó los 40.000 euros, de los que la administración local aportaba 30.000 y Aetravi el resto. La asociación ha advertido de que la última cancelación le ocasionó un dispendio económico que no generó retorno alguno a cambio.