La Escola Municipal de Artes e Oficios (EMAO) de Vigo siempre ha estado ahí. Lleva ofreciendo formación gratuita 136 años y la ciudad le debe buena parte de su desarrollo industrial y artístico. Sin embargo, sigue sin ser muy conocida para la ciudadanía. Pero esto está cambiando en los últimos años, al tiempo que ha cambiado la propia escuela: la consolidación del equipo docente y la implicación del alumnado supone que muchas personas logren desarrollar una carrera profesional tras estos estudios no reglados. El perfil del alumnado va evolucionando y la propia escuela cada día se abre más a la sociedad como centro de formación, sala de exposiciones y una extraordinaria biblioteca en un edificio centenario.
El hecho de que Domingo Villar situase a la protagonista de su último libro, Mónica Andrade, como profesora de cerámica en la EMAO ha contribuido a que cada vez más gente se interese por este singular edificio neogótico diseñado por Pacewicz y donado por José García Barbón en 1900. “A raíz de la publicación de ‘O último barco’ notamos más curiosidad y muchas más visitas”, asegura Gorka Gómez, concejal de Educación del Concello de Vigo. Como anécdota, la visita de un grupo mossos d’esquadra catalanes que pidieron expresamente conocer el escenario del libro.
Pero más allá de la relevancia que un libro tan leído como ‘O último barco’ puede otorgar a la institución, el hecho es que la EMAO constituye un caso muy especial de formación gratuita de alto nivel en un edifico histórico. “No hay nada igual en Galicia ni en España. Es una formación única en un edificio único. Una escuela muy singular, un icono de la ciudad y, sin duda, digna de conservar”, destaca Gorka Gómez.
Se trata de una escuela creada en su inicio para formar especialistas en distintas profesiones, era la cantera para poder cubrir los puestos de trabajo necesarios en la época. Hoy en día las necesidades han cambiado y en la oferta actual se imparten clases de pintura, dibujo artístico, talla y escultura en madera, orfebrería, artesanía en cuero, encaje de bolillos, moda y confección, construcción artesanal de instrumentos musicales (zanfoña y gaita), cerámica artística y serigrafía artística.
El perfil de los alumnos es muy variado. Desde gente más joven que quiere aprender un oficio al que dedicarse en el futuro hasta personas de más edad que buscan una formación complementaria o perfeccionar técnicas que conocen pero en las que quieren avanzar.
Una de las clases más populares es la de dibujo artístico, que condensa 88 de las 530 plazas que la EMAO ofertó el pasado curso. Uno de sus alumnos, Benjamín Correa, de 51 años, explica que se siente un afortunado porque era el primer año que presentaba la solicitud y lo aceptaron. Según la especialidad, puede haber bastante lista de espera, pero según indica Correa merece la pena porque la formación es de muy alta calidad. Este fue su primer año en dibujo. “Me apunté porque me gusta dibujar y vi una oportunidad, porque si quieres hacer algo así las clases son muy caras. Es una oportunidad de poder aprender gratis”, explica.
Con cinco horas semanales concentradas en la tarde del miércoles “que pasan volando”, según asegura, Correa tiene claro que va a seguir el próximo curso, porque “gracias a las técnicas que te enseñan, ves que mejoras, que vas avanzando”.
Correa pone en valor el trabajo de su profesor, Federico Fernández (Premio Nacional de Ilustración), que tiene mucha paciencia para hacer avanzar tanto a la gente con más nivel como a los que tienen menos soltura. Fernández, que lleva catorce años como profesor en la EMAO, asegura que la situación ahora en la escuela es muy buena, tras la consolidación de los puestos de los docentes. “Ahora hay un equipo maravilloso y muy consolidado y eso se nota en los resultados. Con un alumnado bastante comprometido. Hay mucha gente que viene con la idea de desarrollar una carrera más profesional en disciplinas como cerámica y serigrafía, aunque sea una escuela de formación no reglada”, indica.
Fernández destaca que pese a lo variado del perfil de sus alumnos, tienen la pasión por el dibujo en común y eso es lo importante. “Tenemos alumnos de 20 a 80 años y se crean unas sinergias maravillosas, con personas que se llevan más de 40 años y pueden ser amigos porque comparten una pasión”, explica.
Para Federico Fernández, en los últimos años la escuela ha experimentado grandes cambios, sobre todo a raíz del año 2010, cuando empezó a funcionar el espacio expositivo, donde se hacen muestras colectivas del alumnado y de los propios docentes. “La EMAO ha cambiado y estamos en un momento muy bueno. Muchos de los alumnos que han pasado por la escuela han despegado y se han hecho su propia carrera”, destaca Fernández, quien recuerda, por ejemplo, el caso de Abi Castillo, artista especialista en cerámica que pasó por la EMAO.
En el mismo edificio de la EMAO está situada también la Etrad (Escola municipal de Vigo de música folk y tradicional), que constituye otra oportunidad para la formación, en este caso musical, de la mano de los artistas de SonDeSeu, Milladoiro, Treixadura o Berrogüetto, que se encuentran entre los profesores de la Etrad.
Un alumno de diez años
Uno de los alumnos más jóvenes de esta escuela es Mario Gómez, que a sus 10 años está encantando con sus clases de gaita, que le imparte Xaquín Xesteira. “Cuando era pequeño veía a los gaiteiros en las fiestas y me encantaba verlos tocar”, explica Gómez, que asiste a su segundo año con el instrumento y es el único niño de la clase. Mario indica los comienzos fueron bastante difíciles, pero “cuando vas pasando las fases de los cursos te vas acostumbrando”. “Lo más complicado fue al principio, porque no tomaba bien el aire, me costaba aguantar. Pero ahora ya va mucho mejor”, destaca el joven alumno. Para él lo más divertido es cuando toca con sus compañeros y se juntan todos los instrumentos: el tambor, el bombo, la zanfona, el harpa, el violín, la pandereta o la guitarra. Mario Gómez anima a otros niños a que se apunten a las clases, porque se lo van a pasar muy bien. “A mí me encanta la gaita y lo que más gusta es cuando toco en grupo con todos los instrumentos. Cuando estamos en la clase de conxunto me siento como si estuviese en una fiesta tocando”, asegura.
Artistas como Diego de Giráldez, Luis Torras, Silverio Rivas, Camilo Nogueira o Din Matamoro pasaron por las instalaciones de la EMAO para formarse. Fue sede del primer instituto de Enseñanza Secundaria de Vigo o de la Escuela Náutica, del Laboratorio Municipal. Atesora mucha historia y guarda en su interior auténticos tesoros como su potente fondo bibliográfico.
Merece la pena acercase a la biblioteca de la EMAO para, además de disfrutar de las regias instalaciones, poder consultar sus amplios fondos: el depósito del fondo histórico (con libros desde el siglo XVI hasta la década de 1980); el fondo moderno, con libros actuales por especialidades. ““Buscamos fondos bibliográficos de todo el mundo, sobre todo en lengua inglesa y francesa y actualizamos constantemente”, asegura el concejal de Educación; y hasta un fondo artístico e histórico no bibliográfico formado por cuadros, piezas escultóricas, mobiliario, maquinaria, instrumentos, etc. La biblioteca está abierta al público para la consulta. Una curiosidad: tiene el fondo más potente de revistas ilustradas.
Gorka explica que el objetivo ahora es seguir poniendo en valor la institución y dinamizarla, a través de actividades como las exposiciones públicas de los viernes, las redes sociales o el blog. “Queremos que la gente se acerque, la conozca y la disfrute”, destaca el responsable municipal.