Tras casi medio siglo de existencia, el comedor de la Misión del Silencio de Vigo, que atiende diariamente a una media de 150 personas, se verá abocado a cerrar sus puertas definitivamente en un plazo de cuatro meses si no consigue fondos suficientes para revertir una situación económica muy complicada.
“Debemos atender gastos como la luz, el teléfono, la seguridad social, pagar las nóminas… Y la situación comienza a ser insostenible”, apunta la hermana Guadalupe Egido Pérez, al frente de una institución que es un referente en la ciudad y que el año pasado sirvió más de 33.000 comidas.
Las puertas de la Misión del Silencio, con una plantilla compuesta por únicamente cuatro personas y con la ayuda de muchos voluntarios, han estado siempre abiertas de lunes a sábado para los más necesitados. Incluso durante la pandemia siguieron cumpliendo su misión, repartiendo a domicilio 150 comidas caseras diarias.
“Un momento crítico en el que tuvimos claro que no podíamos dejar de prestar nuestra ayuda y en el que aumentó la demanda porque la Covid-19 zarandeó económicamente a muchas familias”, explica Egido, quien recuerda que la filosofía de la institución desde su origen ha sido siempre la mismo: “ayudar a las personas, tratándolas como tales incluso en los momentos más vulnerables de su existencia”.
Ha sido la solidaridad tanto de la ciudadanía como de diferentes empresas la que ha permitido a la Misión del Silencio atender las necesidades de muchas familias hasta hoy, pero su labor corre el riesgo de verse interrumpida ante unas necesidades que no cesan de crecer frente a unos ingresos que hacen exactamente lo contrario.
“De seguir así, si no recibimos ayuda económica, en cuatro meses nos veríamos obligadas a cerrar nuestras puertas tras más de 45 años de vida y servicio en Vigo”, señala Egido, que apela a la solidaridad de la ciudadanía y anuncia la puesta en marcha de una captación de donativos a nombre de la entidad que dirige.
“Cualquier cantidad, grande o pequeña, será bienvenida y solo espero que se siga demostrando la solidaridad y generosidad que siempre ha caracterizado a los vigueses”, afirma Egido, que busca “socios solidarios” para la Misión del Silencio, así como cualquier iniciativa que sirva para recaudar dinero, ya proceda de particulares o de las administraciones.