Tras una huelga que duró 108 días, el pasado 11 de marzo, comité de empresa y dirección de Vitrasa, la concesionaria del transporte urbano municipal, llegaban a un acuerdo por el que se ponía fin a las movilizaciones que comenzaron el pasado mes de noviembre, iniciando así una nueva senda de negociaciones «con cautela y optimismo».
El objetivo: retomar las negociaciones de un convenio caducado a finales del año 2020 y llegar a acuerdos beneficiosos para ambas partes. Sin embargo, tras meses de «paz social», los representantes de los trabajadores advierten ahora de que, durante este periodo, la postura de la empresa ha sido «inmovilista y totalmente contraria» a llegar a acuerdos.
De hecho, en un comunicado, explican que se pretende «mantener una pérdida del poder adquisitivo a sus trabajadores de más del 14% y eludir las mejoras sociales reivindicadas por la plantilla».
Así, el comité de empresa informó este martes de que volverán a verse las caras con la dirección de la empresa el próximo 27 de agosto, pero ya avisan de que, ante dicha reunión, convocarán una asamblea de trabajadores tras ese encuentro convocado por la empresa, «donde se plantearán el inicio de nuevas movilizaciones» coincidiendo con el inicio del curso escolar en el mes de septiembre, «en caso de no llegar a acuerdos».
El pasado mes de marzo fue también a través de una asamblea de trabajadores, donde se decidió poner fin a la huelga tras una última propuesta de la dirección de Vitrasa para llegar a un acuerdo definitivo y desconvocar la huelga. En aquella ocasión, el 72% de los trabajadores quisieron aceptar la oferta de la concesionaria municipal.
Las ofertas de la empresa «eran una subida del 2% en el año 2021 o una subida del 3% en el año 2023, las dos consolidadas» mientras que el comité solicitaba un 2,5% para los años 2021 y 2022, propuesta que la dirección de Vitrasa no aceptó. Además, Vitrasa ofreció retirar las sanciones interpuestas por detener servicios en la noche del Marisquiño, incrementar la oferta inicial hasta una subida salarial de 3% desde enero de 2023, que se consolidaría en 2024, mejorar el calendario de vacaciones, un plus de nocturnidad de taller y mayor flexibilidad en los cambios de turnos y descansos entre trabajadores, además de un pago de 500 euros a cada trabajador.
Con todo, desde el comité de empresa los acusan de «inmovilistas» recordando, al mismo tiempo, que tras 5 meses de negociación, la empresa «ya recibió una compensación del Concello de casi 6 millones de euros» además de tener en cuenta el nuevo reequilibrio de más de 12 millones anunciado por el alcalde de Vigo «y que el pasado mes de julio ya se incluyó en las cuentas del Ayuntamiento», apuntan.
Además, matizan a continuación que, con todo ello, «Vitrasa continua negándose a llegar a acuerdos que permitan actualizar el caducado convenio colectivo», señalan.
Recuerdan también desde la representación de los trabajadores que la empresa siempre «aludió a una reducción de su capacidad económica debido a la pérdida de viajeros» como motivo principal para «negarse» a llegar a acuerdos que permitieran renovar el convenio, «llegando incluso a plantear una inaplicación del mismo, lo que supondría rebajar el salario de los trabajadores en un 30%», especifican.
Y es por todo esto por lo que el comité de empresa avisa de la situación y de las posturas encontradas para continuar con las negociaciones, puesto que la concesionaria «dice que necesita más dinero» para asumir la negociación con los trabajadores, teniendo en cuenta la «inyección de 18 millones de euros del Ayuntamiento».