La declaración del estado de alarma en España ha obligado a los españoles a moverse lo imprescindible de sus casas. Una de las excepciones autorizadas es la de ir a trabajar, ya que a ciertos sectores les resulta imposible valerse del teletrabajo. Es el caso de la construcción. En este ámbito, la obra pública ha vuelto a la actividad en este primer lunes con restricciones.
Las rampas de la Gran Vía, la Porta do Sol, el Barrio do Cura, el Centro Vialia… Todas ellas tenían a sus operarios sobre el terreno. La transformación de la ciudad no se detiene por el coronavirus COVID-19, ya que ni la Xunta de Galicia ni el Gobierno de España han introducido prohibiciones en un sector de tanto peso en el PIB nacional.
Tampoco paran las dos empresas con más empleados en Vigo, PSA y Bosch Communication Center. La fábrica de Balaídos ha sido objeto de críticas por esta circunstancia, sobre todo teniendo en cuenta que la planta es un espacio cerrado. Lo mismo pasa con la empresa de servicios de atención al cliente y otra de su competencia, Unísono, que el fin de semana comunicaba a su personal la obligación de completar su jornada laboral habitual.